Infiltración

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La música de la discoteca era ensordecedora. Volkov miraba alrededor buscando a la organización que llevaban siguiendo unos cuantos días. A su lado, Horacio se reía por un comentario que había hecho el camarero que les servía. Miraba de reojo a ese hombre de cresta y sonrisa preciosa y no podía creer que ya hiciese un mes desde la primera vez que se acostaron. Desde entonces, cada día había sido un sueño para ambos, aunque las noches como aquella les ponían muy nerviosos. Pensar que en cualquier momento podían torcerse las cosas y que alguno de los dos saliera perjudicado...

Como si pudiera leerle los pensamientos, Horacio se giró hacia él y le dedicó una amplia sonrisa, pero de repente le cambió el semblante y se puso completamente serio.

- Están ahí – anunció.

Volkov se giró lentamente para mirar con disimulo hacia donde miraba Horacio y vio un grupo de cuatro hombres en un reservado. Los identificó de inmediato, ahora tocaba actuar.

- Espérame aquí – ordenó Horacio mientras se levantaba del taburete.

El comisario le vio alejarse, observaba cómo contoneaba las caderas a medía que se acercaba a la localización del grupo de hombres. Ese día iba especialmente atractivo, o eso pensaba para sí Viktor. Llevaba unos pantalones vaqueros cortos que hacían destacar su trasero y una camiseta negra con transparencias que mostraba su trabajado torso. El maquillaje resaltaba sus preciosos rasgos y los ojos bicolores de una manera espectacular.

Cuando llegó a la altura de los sofás donde se encontraba la banda, Horacio se apoyó en uno de ellos con actitud coqueta y anunció:

- Buenas noches caballeros, ¿quién es sería tan amable de invitarme a una copa?

- Hola bombón – respondió uno de ellos - ¿Por qué no te sientas conmigo y compartimos el trago?

Horacio sonrió y tomó asiento en el sofá justo al lado del hombre que le había hablado y se cruzó de piernas. Estuvo charlando y riendo con ellos un buen rato mientras Volkov vigilaba desde la barra que todo fluyese con normalidad. A veces le costaba evitar ponerse celoso viendo esas situaciones y a todos esos hombres con los que se reunían babeando por su pareja, pero en cuanto recordaba cuánto le quería Horacio, se le olvidaba todo.

Del otro lado de la sala, Horacio ganaba confianza con los miembros de la organización a cada minuto que pasaba.

- Chicos, lo cierto es que hoy me he despertado un poco... travieso, y me encantaría hacer algo un poco más divertido que estar aquí.

Los hombres cruzaron las miradas, asintieron y, finalmente, el hombre que había coqueteado en primer lugar con él le respondió:

- Pues nosotros teníamos un plan que a lo mejor te apetece un poco más... - y, acercándose a su oído, susurró – Hemos quedado con unos amigos en un par de horas en la antigua sede de The Union. Por lo visto, se utiliza actualmente para todo tipo de tratos cuando cae el sol.

Horacio contuvo la emoción de confirmar los datos que llevaba sospechando desde hacía tiempo. No podía creer lo fácil que había sido. "Las bandas de hoy en día son de chiste" – pensó.

- Me encantaría ir con vosotros, ¿no os importa? – preguntó Horacio.

- Para nada, sería un placer. Y luego podrías venirte a mi casa si te apetece.

- Planazo – concluyó guiñándole un ojo.

- Lo único es que nosotros tenemos que irnos ahora a casa a coger armas, coca, etc. Ya sabes, para el intercambio.

- No hay problema, sé dónde está la sede, podríamos quedar allí en dos horas más o menos.

- Perfecto, allí nos vemos, muñeca.

Infiltración (Oneshot Volkacio +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora