Cita en el fin del mundo.

Sus pies se movían con rapidez entre la nieve acumulada, su respiración irregular ocasionada por su cansancio y el golpeteo insistente de su corazón lo hacían tropezar torpemente logrando que sus pasos se volvieran más pesados con el pasar de los segundos. Maldiciendo, volvió la vista al camino recorrido, divisando con frustración el rostro putrefacto que lo seguía con insistencia por el pasaje.

El rifle a su espalda ofrecía sus servicios para terminar con la persecución, pero la última bala guardada en su bolso le negaba tal oportunidad, sospecho entonces que no debió haber intercambiado su puñal al mejor postor. Pocos metros logro recorrer, para poder distinguir una establecimiento de gasolina que lograría que su esperanza de vida aumentará un día más.

Incrementó la velocidad de sus pasos, logrando discernir la docena de cadáveres que rodeaban el lugar a pocos metros de él, supuso que la suerte que siempre lo acompañaba y hacia gala en sus decisiones lo había abandonado cual perro sarnoso.

-¡Mierda! - Paró sus pasos intentado regular su respiración, estaba cansado, pero tenía una sola oportunidad, de lo contrario los no muertos tendrían cena buffet con sus entrañas. - ¡Vamos! - con grandes zancadas en su correr y su adrenalina al límite, logro llegar a la puerta en tiempo récord, que milagrosamente se abrió sin esfuerzo, entró con velocidad al ver los cadáveres a dos pasos de llegar, coloco el seguro con manos temblorosas y no teniendo suficiente seguridad logro mover a base de empujones una estantería de libros que se encontraban cerca. Se permitió liberar el aire que tenía retenido desde ya hace un tiempo, relajando su cuerpo en medio de un suspiro, se dispuso a recorrer el lugar sabiendo que aún cabía la posibilidad de encontrar a un cadáver merodeando los pasillos.

No pudo dar ni siquiera dos pasos cuando sintió el frío y afilado metal cortar su mejilla izquierda con lentitud, aumentado el dolor punzante con los segundos, de soslayo logro distinguir, en medio de la oscuridad, los ojos brunos que amenazantes prometían una muerte lenta y dolorosa, por segundos su mente se arrepintió de desaprovechar la oportunidad de haber sido comido.

-..¿Quieres qué nos besemos para romper la tensión ttebayo? - Son estos momentos en los que Naruto creía fervientemente que su lengua tenía conciencia propia y lo obligaba a decir una sarta de tonterías en momentos críticos como esté.

-Imbécil. - Logro escuchar en un susurró, sintiendo como el puñal era alejando de su rostro con lentitud, distinguiendo a los segundos como la elegante figura de negro se perdía en la oscuridad de los pasillos, un tratado de paz dedujo. Limpió el rastro de sangre de su mejilla con sus manos, con suerte la herida no se infectaría y podría vivir un par de horas más.

El estruendoso sonido de huesos quebrándose logro alertarlo al igual que su compañero que con rapidez ya espiaba por un agujero de una de las ventanas el exterior, guiado por la curiosidad se acercó con cautela al extremo contrario divisando con dificultad la situación.

-Se lo están comiendo. — murmuro con asco al ver como los cadáveres vivientes abrían el estómago del ciervo que había tenido mejores días. --- ¿Cómo es qué llegó un ciervo hasta acá?

- Debió estar buscando comida o un lugar donde refugiarse del invierno. - comentó despreocupado observando el perfil de su inesperado acompañante. - escuché que quemaron gran parte de una arbolada en el este, para deshacerse de unos cientos.

-Tiene sentido en esa dirección está uno de los refugios... ¡Joder la sangre atraerá a más!...- Soltó un suspiro resignado a la situación. - bueno al menos no moriré solo. - Soltó una risa teñida de nerviosismo al ver la mueca de asco del azabache por su comentario.

-Te cortaré el cuello y daré tu cuerpo a esos malnacidos para poder escapar. - Con un bufido molesto con tan seca y mortal respuesta de su acompañante, se aparto de la ventana con rapidez dispuesto a recorrer el lugar.