En un país donde la guerra entre reinos era constante una princesa llamada Sugiura Ayano paseaba por los bosques llenos de vegetación y animales inofensivos para conocer a una chica encerrada en lo mas alto de una torre. La hija de una vil mujer estaba atada con una cadena en su tobillo en lo cual solo le permitía acercarse hasta el balcón de la torre.
La princesa Ayano subía la torre del castillo con una cuerda improvisada que había hecho la chica raptada cortando tela de vestidos y atándolas una sobre la otra para mas resistencia, el tiempo era infinito al subir lentamente por los ladrillos, lianas y mucho musgo para llegar hasta la cima.
Llegando al balcón su mano es sujetada por la rubia sonriente jalándola hasta dentro del hogar.
-De tanto subir ya debo tener mucha fuerza en mis brazos...¿Como te encuentras? - Dijo la princesa.
-Encadenada, pero feliz de que estés acá. - Respondió la chica.
-Hoy traje algunas frutas de mi hogar que están muy frescas al ser recolectadas del día de hoy.
-Mi madre que no esta hizo un te muy bueno que deberías probar, ademas no puedo acercarme mucho a la cornisa por la cadena en mi tobillo. - Conto la rubia agitando su pie.
-Traje algo especial para eso en la mochila de mi padre. - Buscando entre segundos saca un hacha pequeña. -Dicen que es el nuevo armamento para los guerreros que me protegen. Aunque no hacen bien su trabajo si estoy acá. - Comento la princesa balanceando la pesada arma.
-S-segura de que estaré bien, no quiero que mi madre se entere de que alguien me acompaña todos los días.
-Estarás bien, si algo ocurre te protegeré con mi vida.
Elevando el hacha procede a bajarlo con la suficiente fuerza para romper la cadena que aprisionaba a la pobre rubia que no se soltaba para hacer feliz a su madre, el sonido de unas cadenas rompiéndose y golpeando la madera es suficiente para alertar a la captora de la rubia indefensa.
-Creo que sonó mucho. - Dijo la chica.
-No lo creo. - Respondió la princesa.
La madre de la ahora liberada prisionera entra con una ballesta en mano dispuesta a matar a cualquiera que se interpusiera entre su felicidad, apuntando a la joven princesa del reino de a lado sin pedir explicaciones. Realmente moriría en ese sucio lugar por tratar de salvar a la chica que la había cautivado desde la primera vez que la conoció por accidente...
//Flashback//
Yo suelo caminar a fueras del reino de mis padres por puro aburrimiento, no me gusta ver como las personas se pelean por lugares o privilegios en el reino. Me parece ridículo.
Acostumbro a adentrarme en la vegetación para ver animales y hermosas flores que me hacen olvidar la situación en la que estoy pasando en este momento. Hasta ese extraño día.
Algo golpeo mi cabeza con fuerza para ver una zapatilla del tamaño de una jovencita igual a mi talla.
-¿Porque cayo del cielo? - Se pregunto.
-¡Oye! ¡Hey! - Gritaba una chica desde lo alto de una torre.
-¡¿Que te pasa?! ¡¿Porque me lanzas una zapatilla sin razón?!
-¡Se me había caído una y no podía recogerla, pensé en avisarle a la primera persona que viera para que me ayudara a traerla. - Respondió la rubia de la torre.
No sabia porque no podía bajar pero eso no importaba. Fui criada por las mejores sirvientas del reino para ser una buena mujer y ayudar a cualquier persona que lo necesitara, incluso si eso tuviera que ver con subir a una gran torre sin razón.