Capítulo 19: Escuadrón de operaciones especiales

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Una vez que terminó el juicio, Ayumi se apresuró a llegar hasta una sala donde le constaba que se encontraba Eren.

Fue corriendo por el pasillo hasta que visualizó la puerta y la abrió de par en par. Allí, estaban Levi y Erwin apoyados en la pared, Mike miraba por la ventana y Hange estaba agachada delante de Eren, el cual estaba sentado en el sofá de la estancia.

—Eren —le llamó la rubia aliviada.

—Ayumi —la llamó el castaño sorprendido.

La susodicha entró en la sala y se sentó al lado de su amigo mientras le agarraba de las mejillas para examinarlo detalladamente.

—¿Estás bien? —le preguntó preocupada—. Después de todo lo que ha pasado en el juicio y la paliza seguro que estás hecho polvo. ¿Por qué no estás descansando?

—Ayumi... Tranquilízate, estoy bien —le dijo mientras cogía las manos de la rubia para apartarlas de su rostro—. La mayor Hange me está curando las heridas.

—Si, Ayumi —afirmó ella—. No te preocupes.

La rubia asintió y se incorporó en el sofá liberando a su amigo de su preocupación.

Sabía que había exagerado un poco al entrar de esa forma, pero no podía disimular su preocupación hacia Eren. Además, quería hablar directamente con él para saber qué estaba bien.

Ayumi miró a Erwin, el cual seguía en la misma posición que cuando había entrado, pero esta vez esbozó una pequeña sonrisa, ya que el comportamiento de su hija adoptiva le había parecido de lo más adorable.

Levi, en cambio, seguía con el ceño fruncido, ya que al parecer no entendía por qué la rubia había tenido ese comportamiento tan exagerado con respecto al castaño. Sabía que eran compañeros e incluso amigos, pero no esperaba que tuvieran tanta complicidad.

Si alguien externo a él hubiera leído su mente, probablemente creería que el capitán estaba celoso.

—Ha exagerado mucho, como siempre —le dijo Hange a Eren refiriéndose al pelinegro mientras seguía curandole las heridas. Al mismo tiempo, Ayumi desvío la mirada hacia el comandante para centrarse nuevamente en ellos—. Debe dolerte.

El castaño agarró un pañuelo que la castaña le había dado anteriormente y se lo puso encima de la mejilla para tratar de aliviar su dolor.

—Un poco —confesó.

—¿Que clase de dolor? —le preguntó Hange entusiasmada provocando una mueca de confusión en Eren.

Erwin, al mismo tiempo, se acercó al muchacho.

—Lo lamento —se disculpó—. Pero gracias a eso, por fin te han puesto bajo nuestra custodia.

—Si —afirmó el castaño entendiendo la situación.

—Teníamos que usar nuestro AS en la manga en el momento oportuno. El dolor que has sufrido ha merecido la pena —el comandante se agachó a la altura de Eren y me tendió su mano—. Tienes mi respeto. Estoy deseando trabajar contigo.

—Si —asintió el castaño y le estrechó rápidamente la mano a su superior—. Lo mismo digo, señor.

Eso provocó una sonrisa en el rostro de Ayumi satisfecha, ya que al parecer su padre adoptivo había cumplido su promesa; haría todo lo que estuviera en su mano para que Eren no terminara en la cárcel.

Entonces, Levi se separó de la pared y se sentó en el sofá, al lado de la rubia. Colocó su brazo encima del respaldo, justo detrás de la espalda de Ayumi, y cruzó sus piernas para acomodarse.

BORN FOR THIS | Ataque a los titanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora