CAPÍTULO 45

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Pasaron algunos días desde la consulta de la doctora Lee en el palacio. Para alivianar el ánimo de Jimin, Taehyung lo llevó a desayunar y merendar al invernadero durante ese tiempo. Se dispusieron mesas y sillas en cada ocasión, otorgándoles cierta comodidad, puesto que al lugar todavía le faltaba apenas un poco para estar acondicionado completamente.

El invernadero era un proyecto en el cual estaban trabajando en conjunto, por lo que compartían bastantes momentos cada vez que podían. Eso le ayudó a Taehyung a distraer su mente de todo lo relacionado a Minhyun y al hecho de que tuvo que participar en su entierro al día siguiente de su fallecimiento. Jimin se enteró de lo ocurrido gracias a que el señorito Kim era un amante de los chismes y desde entonces no quiso dejar solo al príncipe, tratando de animarlo con su presencia.

A pesar de eso, las noches eran las más difíciles para Taehyung. Sólo en brazos de Jimin encontró el consuelo que necesitaba. La tranquilidad y una calma reconfortante parecían emanar de aquellos delgados brazos y ese cómodo regazo. Pero no tenía ningún tipo de derecho sobre él, no podría seguir incordiándolo apareciéndose entre las sombras en su dormitorio. ¿Qué pensaría el doncel de él? Seguramente terminaría por cansarse de verle.

Le bastaba con su compañía diaria, interactuar con él, instruirle. Estaban reforzando de manera rápida una relación mucho más cercana, donde incluso el contacto físico se había incrementado.

Si estaban próximos uno al otro, con frecuencia se robaban besos y se sonreían. Más de una vez los besos sencillos se tornaban demandantes y adquirían un tono más pasional. La nueva actitud de Jimin llevó los roces a otro nivel y eso satisfacía a Taehyung, que iba cediendo a él.

Mientras, entre tanto fingir para tener al príncipe entretenido frente a los acontecimientos, el doncel no se daba cuenta de que estaba permitiendo salir al exterior algo del afecto que se juró ignorar. Fue difícil determinar el momento en el que la boca de su mayor comenzó a ser exquisita, al punto de transformarse en una adicción fundirla con la suya; su perfume lo iba envolviendo hasta acalorarlo y su cuerpo firme y musculoso era una tentación, haciendo que a menudo se preguntara cómo sería el calor de su anatomía contra su desnudez.

Los sentidos de Jimin se nublaban al estar con Taehyung, volviendo difusa la línea que separaba su actuación de sus sentimientos. Él intentaba engañarse con la excusa de que era el plan perfecto para mantenerse con vida en el palacio hasta que Jungkook regresara, aunque la realidad era que se estaba dejando llevar por esa parte de su corazón que latía con desespero por el peliceleste.

Tal como en esa mañana, donde el noble y el doncel llevaron un simple roce de labios a un beso apasionado, urgente.

Habían estado regando el hermoso jardín que cultivaban dentro de los muros de vidrio y metal, concentrados en su tarea, hasta que Jimin roció agua sobre el calzado de Taehyung sin querer. Este último lo tomó como un gesto adrede y decidió salpicar la túnica blanca del rubio para defenderse del acto impune.

Lo que siguió no fue más que una tonta e infantil guerra, donde los chorros de agua iban de aquí para allá en todas las direcciones, salpicando y empapando a la pareja que no dejaba de reírse.

Cuando Jimin se quedó sin agua que lanzar, fue hasta Taehyung, rindiéndose. Empapado de pies a cabeza, con el cabello goteándole, ofreció un dulce beso como compensación para establecer la paz, acuerdo que fue aceptado.

Pero el beso que tenía en mente el doncel era diferente en la mente de Taehyung. Los suaves belfos carnosos sólo se apoyaron sobre la sonrisa cuadrada, que desapareció con desagrado al notar que le habían estafado. Gruñó en desaprobación y Jimin cedió, concediéndole un segundo beso más prolongado, que seguía sin ser suficiente. Un tercer beso tomó forma, incrementando su candor y duración.

Kivara (Kookmin / Vmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora