Capítulo 1: El funeral

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Era el funeral de Reigen. La foto del auto proclamado mejor psíquico del siglo se encontraba sobre el altar decorada con una cinta negra. En el lugar se encontraban Serizawa, los ex miembros de Garra que lo conocían y los niños del laboratorio "Despertar", además de una mujer rubia vestida de negro que lloraba desconsoladamente arrodillada en el suelo frente al retrato.

Los Kageyama hicieron su aparición. Ritsu empujaba la silla de ruedas de su hermano mayor, no porque no pudiera caminar sino porque había perdido la voluntad de hacerlo. Kageyama Shigeo estaba completamente ausente del mundo exterior. La mujer, al verlo, se arrojó sobre sus rodillas logrando sacar al azabache de su letargo. Shigeo alzó la vista y al ver la fotografía de su maestro, las lágrimas escaparon de sus ojos mas no pudo llorar. La mujer alzó la cabeza y le miró.

—Eres Kageyama Shigeo, ¿verdad?... Mob.

—Sí, señora—contestó Ritsu con desconfianza.

La mujer se puso de pie, limpiándose las lágrimas con un pañuelo.

—Soy Reigen Kazumi, madre de Arataka.

Al oír esto, obtuvo la atención de Shigeo quien la observaba encontrando en ella rasgos de su maestro.

—Dime, Mob-kun, ¿qué fue lo que sucedió?

Shigeo ocultó su rostro tras el flequillo, aguantando su deseo de llorar.

—Mi hermano no habla desde el incidente, señora Reigen.

—Lo siento—comenzó a llorar de nuevo—. Lamento tu pérdida.

Los señores Kageyama se acercaron a ella para reconfortarla. Hanazawa Teruki llegó también, abrazó a su amigo y lloró por él. Porque sabía muy bien que Shigeo no podía hacerlo tanto como quisiera.

—Fue mi culpa—susurró entre los brazos del rubio y fueron sus únicas palabras.

Tres días atrás, Mob estaba feliz porque por primera vez iría al estreno de una película y, además con sus amigos del club de telepatía. Hacía la fila con ellos frente a la taquilla del cinema, con una ligera sonrisa se emoción. No tendría que ir trabajar esa tarde, o eso se suponía, hasta que su teléfono vibró en el bolsillo, era Reigen. No contestó. Su maestro le insistió un par de veces más hasta conseguir que le contestara.

23%

—Maestro, ya le he dicho que no me llame de la nada.

—Mob, necesito que vengas. Tenemos un trabajo importante. ¿Recuerdas el caso de las bodegas abandonadas?

—Maestro Reigen, hoy es mi día libre...

—Vamos, Mob. Después podemos ir a comer ramen y tendrás doble ración de cerdo.

30%

—No. Usted es el auto proclamado psíquico número uno del siglo, podrá arreglárselas sin mí. Adiós.

Colgó y apagó el teléfono. Sentía que había hecho lo correcto. Su relación no le daba ningún derecho a querer monopolizar su tiempo. Entraron a la sala y comenzó la película. Mob estaba inquieto. No sabía si era por lo grosero de su respuesta o algo más... Salió al baño y encendió el teléfono: Diecisiete llamadas perdidas de Reigen y una entraba en ese momento. Contestó y la voz lo alertó.

—¿Hoyuelo?

—¡Shigeo! ¡Ven pronto! Reigen no soportará mucho...

La comunicación se cortó.

55%

No tuvo tiempo de despedirse de sus amigos. Usó sus poderes para volar hacia el lugar donde debía encontrarse Reigen.

No me dejes soloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora