Capítulo 4 |Editado|

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Llamé a Miles y a Cordelia, necesitaba hablar con ellos.

En menos de media hora ellos se encontraban atravesando mi puerta. Les conté el aterrador encuentro con la criatura, incluso tuve que llegar a describírselas, pero su cara expresaba que no me creían. También les mencioné la extraña aparición del chico deshabitado, Caden, que Amy nos había advertido y les conté lo que me dijo acerca de que lo Mayores me buscaban, por alguna inexplicable razón y que él necesitaba mi ayuda y que yo pronto necesitaría la suya.

- Estás loca. No irás en busca de un tipo que acabas de ayudar y que por cierto, fue culpa de él que es cosa los atacara -dijo Miles mientras paseaba de un lado al otro dentro de la habitación-. ¿Además como lo piensas contactar?

Se me había ocurrido la torpe y suicida idea de ir a la tierra de los deshabitados, o como Amy le había dicho, la zona "Zona Muerta". Necesitaba saber por qué venían tras mí y que era lo que Caden necesitaba.

- Siempre existe la opción de jugar a la "Ouija" -mencionó Cordelia.

- Y yo soy la demente -le protesté a Miles-. Cordelia no vamos a jugar a esas cosas... Veré que haré.

- Creo que dentro de todas las locuras, esta es la mayor, vas directo a tu muerte -Miles ya no me miraba a los ojos mientras me hablaba, sabía que le dolía que no le tomara el peso a las cosas y más si involucraba dañarme.

Hubo un tiempo, antes de empezar a ver a los deshabitados, en el que me gustaba Miles y mucho. Él era el chico por el que cualquier chica daría todo por ser su amiga, en el peor de los caso si es que no conseguía ser su novia. Pero ahora las cosas habían cambiado y había cosas que ya no eran las mismas que antes y sabía que no podía ser nada al respecto, además si lo pensaba como novio esto sería más complicado, ya que estaría más conmigo haciendo difícil mi labor de mantenerlo alejado de los Deshabitados y su mundo.

Cordelia se levantó y se dirigió hacia la puerta.

- ¿Nos vamos o qué?

- ¿A dónde precisamente? -preguntó Miles mientras se ponía tenso y comenzaba a caminar hacia mí que me encontraba sentada en la escalera, por donde solo hace unos minutos la criatura había estaba. Con estos pensamientos me levante y me sacudí la ropa.

- Al bosque -dije mientras abría la puerta-. Siempre que desaparecen se internan en el bosque, puede que nos encontremos con alguno y en el mejor de los casos sea Amy o Caden.

- ¿Y si no los encontramos a ellos y en su caso nos topamos con uno de esos sujetos que te buscan? -dijo a la defensiva Miles.

- En ese caso -mire a Cordelia quien sonreía-, se devuelven ustedes dos y juegan a la "Ouija" y piden ayuda.

~•~

Ya en el bosque, empezamos a caminar en un solo sentido buscando el centro de este. El camino era irregular lo que provocaba que nos tropezáramos torpemente con alguna ramas o raíces de inmensos arboles que probablemente tendrían unos mil años. Todo era simplemente hermosos, el césped rociado por la humedad de la mañana, los rayos de sol que se colaban entre las ramas, las pocas flores rosas y amarillas que crecían hacían que todo combinara adecuadamente. Era una lástima que ni pudiera pasar tiempo de calidad en este lugar por culpa de los Deshabitados.

- ¿Ves a alguien? -preguntó Miles a regaña dientes. No le había gustado la broma de jugar ese juego y menos la idea de venir.

Aún no mantenía contacto con ellos, se suponía que los tomaría si veía algo, pero no los quería preocupar, así que no les avise las cuatro o cinco veces de que deshabitados habían pasado a nuestro lado sin emitir ni un solo ruido. En una ocasión tuve que apartar a Cordelia por que iba a toparse con uno, pero le tuve que gritar, ya que no la iba a tocar para que viera al deshabitado.

Caminamos durante una hora, ya se venía la hora de almuerzo y mi madre llegaría a las ocho de la noche, ya que tenía que pasar a casa de mi tía, eso significaba que teníamos solo un par de horas para concretar el trabajo. Nos sentamos bajo un enorme árbol y comenzamos a comer mientras que Cordelia nos contaba que se sentía extraña como si alguien la estuviera mirando, le aseguré de que no era así, que no había nadie cerca por lo que podía ver, incluso la agarré y pudo ver que no había nadie.

- ¡Espera! -dijo mientras la soltaba y volvía a buscar mi mano, ella había visto algo y ya sabía quien era.

Busqué la mano de Miles pero él me agarró por la mano en el momento en que me giraba y lo veía temblar. No pude distinguir quien era, debido a la distancia que nos separaba, así que los alcé del piso y comenzamos a avanzar dejando nuestras cosas en el suelo. Él usaba unis pantalones grises con una camisa blanca abierta arremangada hasta lo codos, dejando asomar unas cicatrices recíen hechas, ya que no se coagulaba bien aún la sangre, era tan extraño pensar que un muerto haría semejante proceso biológico, pero no terminaba de entender como funcionaban sus cuerpos. Su expresión era de cansancio y dolor.

- No necesito la ayuda de todos, solo la tuya -me dijo Caden mientras se acercaba a mi.

- ¿Quien es él? -preguntó algo inquieta Lia.

-Caden, ella es Cordelia y él es Miles -dije mirando a Caden quien seguía sin comprender que hacían ellos aquí-. Chicos, él es Caden.

Ocurrió un rato en el que nadie habló provocándose un incómodo silencio. Yo miraba directamente a los ojos a Caden, los cuales eran de un hermoso color grisáceo, y Cordelia y Miles me miraban a mí.

- ¿Irás conmigo? -habló Caden.

- Ella no irá sola -protesto Miles.

-Miles, puedo cuidarme...

- No sabía que tenías guardaespaldas -dijo con un leve tono de sarcasmo Caden. Una sonrisa se le formó en la cara, lo que le dio un aspecto de una persona viva y no una muerta.

Esta se le borró en el momento que vimos acercarse a una criatura igual de horrible que la otra. Esta era verde oscuro y escupía un líquido negro, no la oímos con anticipación, ya que no emitía ningún sonido o por lo menos uno audible.

- Alexa, anda, yo me encargo -dijo Cordelia justo cuando soltó mi mano.

No entendí a que se refería en un principio cuando soltó mi mano, pero luego caí en cuenta que si ellos no me tocaban, la criatura no les haría daño y yo podría irme con Caden sin que ellos salieran mal heridos. Esta era mi batalla y no la suya.

- No lo hagas... -dijo Miles cuando lo empuje hacia atrás para que no tuviera que enfrentarse a la cosa que venía en nuestra dirección.

- Vamos -dijo Caden mientras me señalaba que corriera tras él-. ¡Sujeta mi mano!

- ¿Como? -le grite a su espalda.

Era una maldita idea, no era posible que tocara a un deshabitado sin que me hiciera daño, sin que hubiera un daño colateral, por lo que no agarré su mano, pero seguí corriendo a su lado esquivando árboles a diestra y siniestra, pero esta cosa era más rápido que nosotros por lo que no veía otra opción que rendirnos.

Confía... fue lo último que resonó en mi cabeza cuando Caden sostuvo mi mano.

DeshabitadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora