La mente de Alicia no sabía como procesar la información, siempre sabía como mantener la calma y como actuar, pero ahora estaba ahí, en el piso del baño, con una prueba de embarazo positiva en mano y al borde del llanto. ¿Quería tener hijos?, ¿Estaba preparada? Realmente no lo sabía, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz, aquella voz ronca que la despertaba cada mañana con un "buenos días" y que le producía paz, obviamente se trataba de Germán, la pelirroja estaba cien por ciento segura de que era el único hombre que la aguantaba. Como pudo secó sus lagrimas y temblorosa salió del baño, Germán como siempre la saludo con una gran sonrisa y un beso en la boca, no tardó mas de 5 segundos en darse cuenta de que su amada no estaba bien y preocupado le pregunto que era lo que la tenía tan acomplejada. Con la mano temblorosa Alicia sacó de su bolsillo prueba y se la entregó sin mirarlo a los ojos. Un silencio abrumador se produjo en aquella sala, pero fue interrumpido por el llanto de Germán, pero no eran lagrimas de tristeza, sino todo lo contrario, tenía el corazón estallado de felicidad, Alicia al ver está reacción no pudo evitar unirse a él. Ahí estaban los dos enamorados, abrazados en el piso de la sala parecía que en ese momento podía ocurrir lo que fuera a su alrededor, pero adentro de ese abrazo nada los podía lastimar.
Pasaron los meses y el vientre Alicia crecía cada más, sus cambios de humor eran cada vez mas notorios y su antojo por los dulces iba en aumento, no había hora del día que no se viera a con una paleta en la mano. Germán últimamente había estado decaído, decía que sentía un dolor en el abdomen, tenía vómitos y estaba un poco pálido, Alicia bromeaba para hacerlo reír y decía que parecía que el era el que estaba embarazado. El carisma de la inspectora era lo que volvía loco Germán, tanto así que lo hacia olvidar de sus dolencias. Igual no le daba tanta importancia, pensaba que no era mas que una gastritis y que pronto pasaría.
Semanas más tarde, su dolor no parecía disminuir, es más, cada vez parecía mas agudo, Germán no quería preocupar a su embarazada esposa así que disimulaba. Alicia por su parte no podía estar mas estresada, era comprensible considerando que era policía y el estar embarazado no ayudaba, mucho que digamos, ya le habían ofrecido la licencia de maternidad, pero ella se negaba a dejar de trabajar un solo día.
Esa noche el dolor en el vientre impedía que Germán pudiera conciliar el sueño, fue en ese momento que se giró y ante sus quedó el ser mas hermoso del mundo, de su mundo, aquella pelirroja con pecas y un flequillo disparejo que lo tenían completamente enamorado y no pudo evitar recordar el primer día que se conocieron, el al igual que ella estaba en la academia de policías, sabia de la existencia de la gran Alicia Sierra pues no pasaba tan desapercibida, era la mejor de la escuela, tenia una habilidad para manipular psicológicamente a la gente que hasta sus mismos profesores quedaban anonadados ante la presencia de la pelirroja. Aunque sabia de su existencia jamás había cruzado palabras con ella, hasta que un día le tocó hacer un trabajo con ella, cuando le dieron la noticia un frio le recorrió la espalda, pues los rumores decían que era alguien totalmente insoportable con la cual trabajar. Temeroso se acercó a Alicia y la saludo con un seco hola, a lo cual Alicia le correspondió con la intensa mirada que la caracterizaba. Acordaron hacer el trabajo en la casa de ella. Por los rumores que se decían de ella, Germán no se sorprendería si en su casa se encontraba con hombre atado en el sótano el cual Alicia torturaba por diversión. Llegó la tarde y él se dirigió a la casa de la bruja, así la llamaban todos a Alicia "La bruja." Para sorpresa suya Alicia lo recibió en su morada con mucha amabilidad, cosa que no eran normal en ella, los dos se dirigieron a las habitación de ella para empezar con su trabajo y fue ahí cuando el corazón de Germán saltó por primera vez ante la presencia de la futura inspectora, aquella mirada hipnotizadora que tenía jamás la había visto en ninguna otra mujer, Alicia se dio cuenta de que aquel tonto no dejaba de verla como si fuera el ser más bello del planeta, no sabía como reaccionar ante tal situación pues estaba demasiado acostumbrada a que la gente la viera con desprecio