El Diablo En Mi •Michael Langdon X (Tn)•

Cerca Del Fin

Todo se volvió negro para (Tn), su cuerpo no reaccionaba a sus órdenes y una gran angustia la inundó seguido de una gran necesidad de dormir. Michael la cargó en sus brazos y la dejó en su cama. Tomó una gran bocanada de aire, intentando relajar su cuerpo y concentrarse.

Solo paso un segundo para que la puerta se abriera abruptamente dándole paso a Venable y Mead de entrar.

- ¿Qué significa esto?- La directriz observó con asombro a la chica en la cama del señor Langdon. - Stella, levántate ahora mismo.-

Ordenó furiosa, pero la gris no hizo caso, no podía levantarse aunque quisiera. Estaba profundamente dormida.

- ¿A qué se debe la irrupción en mi habitación? Estoy ocupado.- Contestó con simpleza.

- Es suficiente señor Langdon, la selección de los candidatos al Santuario ha sido anunciada y me temo que usted no fue elegido.-

- Jajajajaja...- Michael no pudo contener una carcajada. - Lo lamento, quería dejarte disfrutar tu momento, pero ya no aguante la risa.-

- ¿Le parece divertido?- Preguntó irónica.

- Debo admitir que estoy impresionado, señorita Venable. En realidad no creí que pudiera lograrlo.- Dio pasos firmes hacia ella. - Haz pasado la prueba... Eres perfecta para el Santuario.-

- Por favor, Mead.- Esa era la señal para que la señora Mead desenfundara su arma y le apuntara al señor Langdon. - Después encárgate de Stella.-

- Yo no haría eso.- Sonrió Michael.

- Dispara, Mead.- Dijo impaciente ante la demora de escuchar el estruendo del arma.

La directriz se giro a verla, pero palideció al ver el arma apuntándole a ella, acaso se trataba de una traición de su compañera. Fue entonces que el arma fue disparada, incrustando una bala justo en el pecho de Venable, la sonrisa de Michael se ensanchó más al ver como la mujer se desangraba en el piso.

- No sé por qué hice eso.- Trató de excusarse al ver a Venable en el suelo. - Yo siempre fui muy leal a ella.-

- Tranquila.- El rubio se inclino frente el cuerpo de la directriz a contemplar como su último suspiro se escaba de entre sus labios. - Solo sigues ordenes, como dicta tu programación... Mi programación.-

Mead no entendía lo que decía Langdon, este recobró su postura y se dispuso a hablar. Michael chasqueó sus dedos y una llama infernal consumió el cuerpo de Venable hasta no dejar rastro.

- Disfrutaste ejecutar el plan de las manzanas envenenadas tanto como yo disfruté crearlo.-

- Los querías a todos muertos.-

- Nunca me ha gustado ensuciarme las manos, lo aprendí de mi padre. Es más fácil y divertido encaminar a hombres y mujeres a hacer cosas malas.-

- ¿Y qué hay de ella?- Señalo a la chica en la cama. - ¿Por qué tienes a esta gris aquí?-

- Ella no es una gris y ciertamente a ella no la tenía contemplada en mi plan.-

- Me cuesta comprender todo esto, ya sé que solo soy una máquina pero...-

- ¡No vuelvas a decir eso! No eres solo una máquina, no para mi. Cuando le pedí al departamento de desarrollo de La Cooperativa que te fabricaran les di un prototipo como modelo.-