14. A tout jamais

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Era muy de mañana, y otro de los muchos días en que Seokjin se había excusado diciendo que pasaría la noche en la oficina. Era una excusa creíble, porque realmente había trabajado mucho últimamente. No se le hacía tan cuesta arriba porque por fin tenía algo que le hacía feliz.

    Había pasado la noche con Yoongi en un hotel, y ahora estaba lavándole el cabello después de aplicarle un tinte de color menta. Yoongi tenía los ojos cerrados y dejaba escapar sonidos satisfechos de vez en cuando, mientras le acariciaba el cuero cabelludo. Se inclinó para besarle en la frente.

    -No te muevas todavía-dijo, entre risas, cuando Yoongi intentó alzar la cabeza para recibir el beso en los labios.

    Lo que estaban haciendo, lo que llevaban ya más de un mes haciendo, estaba mal...pero Seokjin jamás se había sentido tan bien. Acompañar a Yoongi a la estación de tren y besarlo antes de subir, cuando el andén estaba vacío, tenerlo simplemente a su lado mientras trabajaba, o que le enviara los borradores de las canciones nuevas que escribía, y sentir que, en más de un sentido, era él quién se las inspiraba...todo eso era maravilloso. Se sentía bello por dentro y por fuera, y creía que se estaba enamorando, pero aún no se atrevía a decirlo en voz alta, porque le daba miedo que Yoongi no sintiera lo mismo, y perderlo todo.

    Por primera vez en su vida, el señor Kim le había dicho que estaba orgulloso de él, porque la economía de la empresa marchaba sobre ruedas gracias a sus esfuerzos. Seokjin había sonreído, a pesar de que ese orgullo ya no significaba nada para él. Había comentado muchas veces con Yoongi la idea de tomar clases de inglés, escaparse de Corea con el dinero de su padre, y vivir juntos en cualquier otro país mientras Seokjin tomaba clases de interpretación. Seguramente no llegarían a hacerlo, pero era bonito compartir sueños y fantasías.

    Tenían el tiempo justo para desayunar mientras a Yoongi se le secaba el cabello, antes de que Seokjin comenzase de nuevo la rutina laboral. Era viernes, y se acercaba el fin de semana, lo que significaba que, por una parte, por fin podría descansar, pero también que seguramente no podrían verse hasta el lunes. Seokjin saldría de compras con su esposa y Yoongi seguiría practicando para el recital de verano.

    El chico, que ahora llevaba el cabello teñido de un tono menta, no le había dicho a nadie la razón por la que ya apenas salía de noche, pero sonreía más a menudo. Namjoon lo intuía, y Jimin había recibido una explicación muy vaga el último día que se vieron, y quedaron en ser amigos sin ningún privilegio extra. 

    -Deberías estudiar interpretación-dijo Yoongi, de repente, con la boca llena de cereales-. Así, cada vez que te echara de menos, solo tendría que encender la tele. Aunque sería una mierda si acabáramos mal, porque vería tu cara en paneles luminosos en los edificios...y me costaría el doble olvidarte...

    -No creo-respondió Seokjin-. Nunca sería el protagonista, no tendrías que verme en carteles ni nada parecido. Sería el tercer vértice del triángulo amoroso, el segundo protagonista masculino. El que nunca se queda con la chica...Igual que soy ahora. Mi mujer hubiera preferido casarse con Jungkook, ni siquiera lo disimula. Lo comenta de vez en cuando...

    -Bueno, suelen ser más interesantes que los protagonistas, y más guapos-dijo Yoongi, encogiéndose de hombros-. Y podría verte en la tele cuando te echara de menos, ¿no...? Pero deberías intentarlo...

    -No tengo tiempo...ni talento.

    -Seokjin-Yoongi dejó la cuchara en el plato con brusquedad y enmarcó el rostro de Jin en sus manos, mirándole con severidad-, no te atrevas a decir eso. Ni siquiera lo has intentado. Y no debe ser tan distinto de aparentar, que es lo que haces día a día, excepto cuando estás conmigo...Prométeme que un día lo intentarás.

Losers (MY+KSJ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora