prólogo

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Evitar señalar directamente lo íntimo y personal en mi escritura, para evitar ser señalado, es ahora la forma más vulgar e ineficaz de desahogo a la que puedo recurrir.

Estrangula la realidad, obligando a mi voluntad a doblegarse ante la culpa.

Inevitablemente termino cayendo en la trampa que tanto procuro evitar.

El autoengaño.

Tan ficticio, antinatural y repugnante.

Me despido de La realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora