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Confesiones.

El timbre sonó e hizo eco por todo su pequeño departamento con pocos muebles, una sola ventana que tenía vista a la calle y que estaba colocada justo arriba del lavadero de la cocina, y con temperatura helada y algo húmeda.

La chica con algo de pereza, salió de su habitación en pijama y sin brassier, después de todo, aunque Recovery le haya curado una parte, aún sentía molestia en la piel en proceso de cicatrización. Esa zona se sentía rara, como si le hubieran costurado un pedazo de piel que no era suya.

Se colocó una sábana para tapar sus pechos y se acercó a la puerta.

—Llegas algo tarde, pensé que ya no vendrías.— abrió la puerta y enseguida se dió la vuelta, llendo a tirarse en el sofá de su pequeña sala. —Ah... Por favor dime qué no te olvidaste de las gotas, el dolor de oído me está molestando... — se quejó boca abajo, por lo que su voz se perdía

—¿Ah?

—Oh, no lo trajiste entonces... Descuida, solo me enviaré un mensaje a papá para que pase a la farmacia después del trabajo.— tomó su celular, escribió veloz y envío el mensaje —Cierra la puerta, se escapa mi aire acondicionado natural jajaja...—

La puerta de cerro por fin de golpe y escucho como se acercó a ella.

—¿Que aire acondicionado mocosa? Esto está demasiado húmedo para tu salud.— escucho la voz ronca y brusca que tanto odiaba

—¡¿Eh?!— exclamó asustada levantándose de prácticamente un saltó y viendo que el joven que estaba parado frente a ella no era su querido amigo pecoso —¡Tu no eres Izuku!— lo señalo acusatoriamente

—¡Vaya descubrimiento Sherlock!

—¿¡Por qué entraste!?

—Tu me dejaste pasar.— respondió neutral, metiendo sus manos en sus bolsillos

—¿¡Por qué no dijiste que eras Bakugō!?

—Por que no preguntaste mi nombre y ni siquiera te dignaste a verme. Dime, ¿enserio tienes
16 como para dejar pasar a tu casa a cualquiera?

—¡Si! Es decir no, yo di por sentado que eras Izuku, lo estaba esperando... Es el único que ha venido en mucho tiempo.— ve al piso algo incomoda por haber soltado eso último

—¿Cómo? ¿El bastardo de Deku a venido antes?— pregunto sin querer, sonando molestó

—Si.— respondió con la mirada baja aún

—¿No que estabas sola? Creí haber alejado al nerd de ti.— dio un paso algo imponente a ella, quien solo pudo retroceder por inercia

—Bueno, no nos separaras por completo. Nunca cruzamos palabra, solo me encontraba pequeños regalos o meriendas en la puerta... Sabía que eran de él.— aseguro

—¿Los... Los regalos? ¡¿De Deku?!— pregunto tremendamente ofendido alzando la punta de su labio, mostrando su claro disgusto

—¿Pues de quién más?— lo vió extrañada y cruzada de brazos, tratando de ocultar el hecho de que no traía brassier

—¿¡Tu crees que todo eso era del inútil de pelos verdes!?— se acercó veloz a ella hasta que la chica dio contra la mesa del comedor

—A-ah s-si.— se puso nerviosa ante la cercanía

—¡Entiende! ¡Él tonto de Deku no sabe de cocina!— la tomo de los hombros y la sacudió —¡Es un inútil!

—Ya-ya, mi Izuku no es inútil.— se intentó sacar del agarre del rubio, pero, ante la expresión que acababa de formular, solo sintió como el agarre de Bakugō se apretó más —O-oye, me haces daño.— se quejó

Notas a un querido idiota [Bakugō Katsuki] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora