Rama 2: La promesa que no pudimos cumplir

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El cielo era rojo, el hermoso color azul que siempre cubría al mundo no se podía encontrar en ningún lugar, solo un color rojo como la sangre.

Simbolizando la catástrofe que azotaba al mundo. Dando paso a la criatura que podía incluso alterarlo con solo su presencia.

Un fuerte rugido fue escuchado por los oídos de una princesa de la espada, una que apenas podía mantener sus ojos abiertos. Luchando contra el impulso de cerrarlos y dejarse caer en la inconciencia.

Pues el cansancio que sentía era abrumador, las heridas en su cuerpo eran numerosas, su blanco vestido estaba mancado de sangre, y su cuerpo estaba tirado en el suelo sin poder mover un solo musculo por el momento.

La oscuridad de la inconciencia quería reclamarla.

Pero ella no quería caer en la inconciencia, ella no podía dejarse vencer cuando el aún estaba luchando, ella no podía dejar que ese hombre luchara solo contra la calamidad.

Porque eso era lo que estaba pasando, un solo aventurero se enfrentaba por su cuenta a la calamidad del mundo, el dragón negro de un solo ojo.

Aiz intento moverse, lo intento y lo intento, pero su cuerpo no reacciono, había llegado a su límite luego de levantarse muchas otras veces antes.

Muévete... muévete... muévete...

Ella se repetía una y otra vez en un intento inútil por encontrar fuerzas que ya no tenía en su ser... y fue entonces cuando lo pudo oler, ese aroma tan familiar para ella...

El olor que había llenado este campo de batalla desde el inicio, aquel que era tan asqueroso que no hacía más que provocarle nauseas, a pesar que pensaba se había acostumbrado a tal olor.

A su nariz llego el olor de la sangre, ese pútrido olor proveniente de los cuerpos de sus compañeros aventureros de múltiples familias, el olor de la muerte... el olor de la carne quemada...

Apretó los dientes con frustración, lamentaba su debilidad, lamentaba el no haber podido ayudarlos, lamentaba el no poder ser de mayor utilidad, lamentaba no poder levantarse...

¿Cómo todo había llegado hasta este punto?

Cuando se propusieron la misión de asesinar al dragón negro habían tenido todo el cuidado del mundo, hicieron miles de preparaciones para reducir el número de bajas al mínimo, miles de planes para las diferentes situaciones que aparecerían, todo para poder salir victoriosos de la batalla.

Pero... ¿Por qué parecía que cada una de esas preparaciones fue arruinada? ¿Por qué cada uno de esos planes se vio destruido? ¿Por qué parecía que el destino se había puesto en su contra?

Nada sucedió como se supone que sucediera, todos los planes fallaron en algún punto... todo parecía estar en su contra... y ella no tenía idea del por qué y tal vez eso ya no importaba en este punto...

Los cuerpos quemados a algunos metros de su persona no se levantarían de repente por resolver ese misterio... las vidas que se perdieron no regresarían... así que solo podían seguir adelante...

Ni siquiera podían retirarse, una vez atrajeron la ira de la criatura, esta no descansaría hasta que todos y cada uno de ellos estuviera muerto bajo sus ataques.

Un sentimiento que creía haber abandonado surgió dentro de ella.

Desesperación.

Casi como si intentara hundirla más en ese abismo llamado desesperación, el dragón negro soltó un fuerte rugido que estremeció la tierra e hizo temblar los cielos.

Pero aun había esperanza, aún tenía algo que evitaba callera en el más profundo en el pozo sin fondo de la desesperación.

Por qué siempre que esa luz estuviera brillando todo estaría bien, el crearía un milagro como siempre lo había hecho, eso era lo que Aiz creía desde el fondo de su corazón... lo que realmente quería creer con toda su alma.

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⏰ Última actualización: Mar 07, 2021 ⏰

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