Proteger.

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—¿Así que ella es Shioko? ¡Es tan linda! — Kazunari se inclinó levemente para ver a Shioko dormir dentro de su cuna, las respiraciones suaves y constantes de la bebé le dijeron a Kouki que ahora que termino de comer y se durmió con el estómago lleno, nada ni nadie la despertaría, ni siquiera los gritos de euforia que Kazunari dio.


—Está bien Kazunari, sé que es linda... pero — Tatsuya se acercó también a la cuna, sin embargo, su primera intención fue reprimir a Kazunari por hablar con un volumen demasiad alto para estar cerca de una bebé que acaba de quedarse dormida, no obstante, su atención se vio atrapada por completo por la hermosa bebé que dormida plácidamente en la cuna; Shioko se veía como una delicada y preciosa muñeca de porcelana. — ¿Kouki, puedes darme en adopción a Shioko?


—Eso no es...


—Eso no es posible — interrumpió Tetsuya a Kouki, — yo presente una solicitud primero.


—¡Yo quiero presentar una también! — Kazunari alzo su mano, participando en la repentina disputa por la adopción (¡jamás!) de su hija más pequeña.


Tres auras poderosas se enfrentaron en la habitación.


—Buenos días Kouki-san. — Ryo se acercó a Kouki, lejos de la batalla imaginaria de aquellos tres para saludar a su anfitrión en esta reunión y para, finalmente conocer en persona a la pequeña alfa que su amigo dio a luz ya hace algunos meses. — Shioko-chan es más linda de lo que recordaba. — El omega sonrió suavemente cuando vio las mejillas regordetas de la niña, así como el eterno sonrojo que se pintaba en su piel blanca.


—Es bueno verte de nuevo, Kouki. — Yukio le sonrió a Kouki, pero soltó un suspiro cansado cuando vio a sus otros amigos, comportarse como omegas salvajes... sin embargo, entendía perfectamente el sentimiento de querer comerse a besos a la pequeña Shioko, como alfa, parece estarlo haciendo bien y apenas tiene ocho meses de edad, la edad suficiente para tener a tres omegas discutiendo por ella.


Y otros dos, encantados con ella.


Yukio extendió su mano gentilmente para acariciar la mejilla de la bebé, recordando a sus propios hijos cuando eran pequeños.



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Tiene diez años, pero Kousei sabe perfectamente que odia a los alfas, al menos, la mayoría de ellos.


Él está bien con su padre, con sus hermanos pequeños y hermana pequeña, también está bien con su abuelo Masaomi, sus tíos y primos.


Kousei odia a los alfas que lejos de proteger y amar a los omegas, abusan de ellos y los humillan.


Es por culpa de esos alfas, que su madre debe ponerse ese horrible collar al rededor del cuello, porque, aunque, su padre y su madre están debidamente enlazados y ningún otro alfa debería poder reaccionar a su aroma, en la peor de las situaciones, algún alfa bastardo, que no aprecia su vida podría intentar colocar su mordida y forzarlo, sin importarle nada.

Lo mejor de nosotros.|AkaFuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora