¿Qué nos pasó?

3.3K 173 51
                                    

La vida pasa, el tiempo vuela
La distancia no se acorta
Al contrario, me envenena
Y me parte el corazón, me parte el corazón 🎶

Juliana lloraba amargamente sentada en el suelo al pie de la cama, estaba harta de toda la situación, era el momento de tomar en sus manos las riendas del asunto... Llevaba un buen tiempo presintiendo que Valentina la engañaba, podía olerlo en cada uno de sus pretextos para llegar tarde a cenar, reuniones en horarios bastante sospechosos, momentos fríos y distantes, compartidos las pocas horas que tenían interacción en la casa y ni si siquiera hablar de hacer el amor, podía contar con los dedos de una sola mano, la cantidad de veces que su esposa se dignó a tocarla...

Había aguantado los últimos tres meses, creyendo en ella, se repetía constantemente que estaba enloqueciendo, que el amor de su vida no sería capaz de hacerle algo como eso, así que día a día se levantaba con la mejor sonrisa que podía en su rostro, preparaba el desayuno, le daba un beso que se volvía corto y frío cuando a los pocos segundos Val separa sus labios, comían juntas entre platicas superficiales y sinsentido y de allí cada una se despedía para ir a su trabajo con la promesa vacía de verse en la cena.

No es verdad, ella no podría, ese era el mantra con el que iniciaba el día Juls, trabajaba por inercia en sus diseños que últimamente también se veían un poco comprometidos en calidad y rapidez debido a la inestabilidad de su creadora, así como a la poca inspiración que se presentaba. La parte más difícil era que ni estando en el lugar por el que tanto había luchado, se hallaba en paz, de nada servía para ella mantenerse en el taller/oficina de su boutique.

Tiene una reunión bastante importante, por eso no ha llegado o llamado siquiera, pensaba mientras jugueteaba con el tenedor la comida que una vez más se encontraba fría, las cenas en soledad le recordaban el pasado, un pasado que había creído haber dejado atrás, junto al Chino.

La vida con el Chino había sido bastante difícil, el hombre estaba lejos de ser un padre en cualquier sentido, sin embargo, el mejor regalo que le pudo dar fue haberse alejado de ella y su madre, después podía añadir que el segundo mejor regalo había sido que contribuyo bastante para que cumpliera su sueño de ser diseñadora una vez que se redimió quedándose con su otra familia. Agitó su cabeza, odiaba rememorar esos tiempos tan oscuros, después de todo la vida había mejorado bastante después o eso pensaba, hasta hace tiempo cuando encontró la primera mancha de un labial que, por supuesto no usaba, en el cuello de una de las camisas de Val. Es que ella conocía todos los colores de labial que ambas usaban, morado era un color bastante radical para cualquiera de las dos.

Procuró ignorar esa mancha, podría ser cualquier cosa menos lo que era obvio, con todas sus fuerzas intento mentalizarse, hasta que la segunda mancha apareció, tiempo después se agregaron algunos cabellos pelirrojos en el saco, a partir de ahí era muy rara la ocasión en que como loca buscaba por todos lados para encontrar alguna señal en la ropa porque con simplemente dirigir los ojos hacia las prendas podía divisar las pruebas del delito, saltaban frente a ella diciéndole: ¡Aquí estamos! ¡No nos ignores! Antes de que con una furia más que palpable y una tristeza bastante escondida en su corazón ya roto desde el primer momento, aventara todo a la lavadora que se llevaría al menos de manera visual las huellas que ocasionaban estragos en su corazón.

Ella sabía que no tendría por qué seguir allí, aguantando todas esas humillaciones y evidentes muestras de que el amor de su vida, su esposa, su salvavidas y la persona que más esperanza y amor le había dado la estaba engañando desde hacía tres meses.

¿Cómo le explicas al corazón que la persona que más has amado en la vida, te está haciendo tanto daño?

No se podía, era imposible, aquella era la razón de que ella siguiera allí, de que ella no le dijera nada a su madre cada fin de semana cuando llegaba sola a verla, que Lupe preguntara por Valentina y ella con total seguridad le dijera que estaba ocupada en la empresa Carvajal, su madre solo sonreía amable y tenían una plática amena sin más menciones de la susodicha.

¿Qué nos pasó?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora