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Oh vaya, los días parecen ser interminables.

La universidad se volvía menos pesada, pero en el departamento de los Kim, era una ocurrencia abrumadora cada día.

Pensé que nunca más tendría que retomar mi papel de "chico perfecto" que dejé en Busan, pero me he visto obligado a tomarlo otra vez.

La palabra familia se había vuelto repetitiva en mi cabeza y se veía reflejada en los Kim. Cada vez que los veía una mueca en forma de sonrisa se formaba en mis labios, era sumamente cansado estar pendiente si hago algo mal o no para desagradar a alguno de ellos.

Constantemente me preguntaba: ¿Por qué me preocupa tanto caerle bien a Sun Hee? Ella había demostrado ser dulce por fuera, pero una rencorosa por dentro, más no lo había vuelto a demostrar.

Sus palabras no eran agresivas, más bien, volvió a tomar el papel de abuela comprensiva igual que cuando nos conocimos. A pesar de ello, yo no me iba a confiar de ella, no me la hacen dos veces.

— Esa niña malcriada. Le debería dar el celular a su madre. —Golpeo mi lengua contra mi paladar con aburrimiento. Estoy siendo como la nana de una anciana.

"Dame ese celular" Grita la actriz que hacía de madre en la rosa de Guadalupe.

«Ja, yo un ex - mormón viendo programas religiosos»

Suelto una carcajada de ironía, yo no había visto estos programas cuando estaba en casa, mi mamá no me permitía verlos porque "no era lo que nos enseñaban en la iglesia" y tenía razón, son solo una parodia de la sociedad usando de excusa a la virgen para meter de ahuevo lo religioso al asunto.

«Y eso queda reflejado en los análisis de la Rosa me trosa en prosa»

Veo a Sun Hee quien está metida plenamente en lo que está pasando en la novela, pero sus manos no se dejaban de mover por los palos de tejer.

— Santo cielo, los chicos de ahora son tan desobedientes. Nosotros los adultos solo queremos lo mejor para ustedes.

— Claro...

«Qué bueno que no conviví tanto con mis abuelos, ¿hubiera sido así?»

Había sido muy bueno haberme enseñado ese set de lana a Taehyung, en todos estos días su abuela se había entretenido tan ferviente en eso que no me molestaba a la hora de hacer mis trabajos universitarios.

«Ojalá hubiera algo así para Taehyung.»

Él llegaba feliz como una lombriz a la casa, al ver a su abuela se le iluminaba la cara y dejaba todas sus cosas para ir con ella.

Parecían una familia feliz, entre ellos se comprendían y solo soltaban halagos del uno a otro, como si ninguno tuviera algún pecado.

No me había atrevido a abrir la boca para decirle a Taehyung lo que había hablado con su abuela ese día, pero; ¿habría algún cambio? No, él no me creería, saldría a abogar por Sun Hee.

Yo solo era un individuo de relleno en las escenas diarias de ese afecto familiar. Tal vez estaba un poco receloso por ese cariño de madre que recibía Taehyung porque podia sentir ese amor de mi única familia, pero, así es la vida. No puedo obligar a que mi propia madre me quiera otra vez.

Querer... Amor...

Esas palabras son las que vuelven difíciles mi vida.

Las cosas con Taehyung iban bien, demasiado bien... al menos para él.

Podría no darme la atención cuando llegara a casa, pero si me la daba al traer regalos cada vez que volvía del trabajo.

Debería sentirme recontra bien de tener un novio así de dedicado, hasta "afortunado" pero estaba muy lejos de sentirme así. Con todo lo que traía solo sentía que estaba comprando mi amor y, sobre todo, a mí.

Right Now • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora