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"Vete ya antes de que te la vuelva a romper".

Oikawa Tooru no se mueve nada. Es un Beta, no puede olerle y saber cómo se siente. Desearía saber qué tanto hay en su cabeza detrás de esa sonrisa que quiere desaparecer de un puñetazo.

"Te crees muy fuerte porque puedes golpear un poco, pero en el momento en el que diga su nombre, Tobio-chan, el cachorro que eres de verdad saldrá llorando".

Suficiente. Suficiente. Es suficiente. Las venas le arden en ganas de lanzarse para moler a golpes a ese tipo que tanto odia, que tanto asco le da, al que tanta envidia le tiene.

La dureza de la mirada del Beta flaquea unos segundos al ver que, como humo, la Estela Lunar de Tobio se escurre desde lo más profundo de sus ojos hasta que todo su iris está ennegrecido en carmín. Todo Tobio se tensa como tabla y su brazo se siente igual de duro que el concreto.

Fue apenas un segundo. Como un destello, Tobio alzó su mano a la altura de la cara de Oikawa Tooru. Entonces...

"¿Kageyama-san?"

Entonces Tobio se detuvo antes de llegar a tocar al Beta. Si bien le retorcía el estómago pensar en él, tenía que respetarle que no se movió ni un segundo en esos instantes en los que estuvo a punto de herirle. Si Hinata no hubiera llegado, si Hinata no le hubiera hablado, habría pasado lo mismo que ese día en Tohokudai.

"Anda, golpéame. ¿Eso te va a hacer sentir mejor?"

Tobio gruñó audiblemente. El sonido se escuchó por todo el pasillo. Asustó al pequeño Omega e hizo que Oikawa Tooru bajara la cabeza por un momento. El sonido retumbó en su pecho y, por primera vez en su vida, quiso dejar que el Alfa saliera y tomara el control de todo. Un animal herido, orgulloso e inestable dándole su fuerza para hacer que el Beta al que su madre crió en su lugar retrocediera cagándose de miedo de repente fue la idea más tentadora que había tenido.

No es normal sentirse así de furioso, de odiar así a alguien.

"Eh..."

El olor de Hinata se hace más fuerte. Se está acercando. Gruñe de nuevo, esta vez en advertencia, pero el Omega no obedece. Oikawa mira al chico acercarse a los dos.

"¿Todo bien?"

Su presencia, con su cuerpo pequeño, sus hombros crispados, sus cabellos alborotados y esa camiseta negra que le queda grande, es tan imponente como la de Tobio con la rabia a tope y los colmillos afuera por completo.

Oikawa mira al Alfa, después al Omega, y así hasta que suelta la mano de Tobio.

"Lo voy a decir. Sé que me vas a escuchar y sé que te va a llegar". Con calma, se sacude las manos y toma la bolsa que dejó en el suelo. Tobio ve llaveros y amuletos, cajas de chocolates y unos muñecos de peluche. Son recuerdos. "Mamá está muy enferma. Ha estado enviándote cartas porque quiere verte, pero sé que sólo algunas te han llegado y no le has respondido. Vine para pedirte que vayas a verla".

Las palabras de Oikawa surten el mismo efecto en él que las espadas en un toro de lidia. Se clavan en su piel y el dolor hace que la sangre se le caliente y todo dentro sea un hervidero que intentaba contener las ganas de arrojársele encima.

Y, para hacer las cosas peores, por alguna razón la presencia de Hinata le ponía los nervios de punta.

Algo entre tener a Oikawa en frente y a Hinata a lado lo estaba volviendo loco.

"No le queda mucho tiempo. Separarse de tu padre la dejó muy débil. Quiere verte cuanto antes".

Shouyou, en completo silencio, toma la mano de Tobio.

La Ira del Tirano | Haikyuu!! FF (KGHN | Omegaverse!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora