Capítulo 25: La llegada a Marley.

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Tal como Hanji había ordenado, los miembros principales de la legión de reconocimiento se alistaban para emprender nuevamente una misión. Todos veían con asombro el barco que les iba a transportar y una vez más, Mikasa volteó su cabeza a ambos lados en busca de Eren. Él miraba el mar con expresión ausente, y cuando una mano se posó sobre su hombro, sus pensamientos se ahuyentaron y giró con una leve sonrisa en su rostro reconociendo el tacto de aquella mano.

_ ¿Estás listo?

Mikasa lo miraba con inquietud, intentando leer su rostro, un rostro que desconocía cada día más. Eren había cambiado, o quizás ese Eren era el mismo de siempre. Se preguntó internamente si de verdad le conocía, si podría decir que lo conocía como la palma de su mano. Ya no, pensó, antes sí pero ciertamente ya no le conocía del todo.

Él solo asintió y tomó su mano guiándola hacia el puerto. Cuando el barco zarpó, el grupo miró con nostalgia la tierra que dejaban atrás y con emoción lo que se avecinaba.

Fue un viaje largo, emocionante pero tranquilo. La marea estuvo a su favor, y cuando por fin llegaron a su destino, ninguno bajó de la embarcación de inmediato. Un silencio se estableció en el grupo y como ninguno se dispuso a bajar, Levi fue quien encabezó la marcha.

Las calles estaban repletas de Marleyanos que caminaban apresurados de un lugar a otro. En la otra acera; diferentes maquinas avanzaban a velocidad moderada. ¿Qué era eso? se preguntó Mikasa y la respuesta le llegó de Onyankopon debido a que Sasha y Hanji gritaban con algarabía señalando cada cosa desconocidas para ellas.

_ ¡Son automóviles!

_ ¡Tsk! deja de hablar tan alto Hanji que te escucharán.

Mikasa no pudo evitar sonreír ante la falta de paciencia del capitán y el exceso de emoción en las dos mujeres. Una vez más, miró a ambos lados en busca de Eren y no lo halló. Se detuvo en seco y un hombre alto y robusto chocó con ella dándole una mirada exasperada.

_ ¡Lo siento!

Miró hacia atrás y ahí estaba él. Miraba todo con semblante serio y ausente, Mikasa deseó tener poderes de telepatía para así poder saber lo que él pensaba. Se acercó a él con lentitud y cuando estuvo a su lado habló en un susurro.

_ No sabemos qué hay aquí, mantente cerca - y cuando vio que éste no reaccionaba, volvió a hablar - ¿Eren?

_ ¿Sí?

_ ¿En qué tanto piensas Eren? - Armin se había acercado a ellos. sus ojos brillaban con alegría y asombro, y cuando le habló a su amigo no pudo ocultar la emoción en su voz - Esto es el mundo exterior.

_ Sí, esto es del otro lado del mar ¿cierto?

La voz de Eren sonaba apagada y... ¿decepcionada?

Eren sintió la penetrante mirada de ella y bajó la cabeza. No lo soportaba, la forma en que ella le veía últimamente, como si fuese un objeto apunto de romperse, una mirada cargada de preocupación. Sentía culpa cada que la veía, una maldita culpa que no podía expiar.

La tomó de la mano y la guió hacia adelante para seguir a los demás.

La visión era rara y a la vez gratificante, las calles estaban llenas de gente y puestos de ventas: comida, ropa, pieles, accesorios, etc. Sasha y los demás se detuvieron emocionados delante de un puesto. "Helados" se leía en una pancarta en la parte superior derecha del puesto. Mikasa soltó su mano y se alejó de él emocionada y cuando regresó, llevaba un cono en su mano.

_ Mira esto - dice. Sus ojos brillaban y sus labios se estiraban en una enorme sonrisa. ¿Cómo podía estar tan feliz ahí? - Come un poco.

Y sin esperar respuesta le acerca el helado a los labios. el frío, y el sabor dulce invade su boca y cuando Mikasa se inclina hacia él, no puede evitar sonreír también. No importaba qué tan terrible fuese la situación, el simple hecho de verla y saber que estaba bien le generaba más energía.

Amor en la tormenta  (Eremika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora