No hay necesidad de encariñarse. (Death Note: L x lectora).

Capítulo 1. La casa Waste.

Primer cap, ojalá sea de su agrado y disculpen la tardanza, hay una razón... colegio =_='

A partir de aquí, aclaro, el fic será narrado en primera persona; narrado por (...). Espero no les moleste el salto de tiempo desde el prólogo, todo será más claro conforme avance la historia. Gracias.

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Perdí el equilibrio y saqué la lengua cuando sentí mi pie hundirse en el lodo del camino, miré hacia abajo y mi bota se hallaba sumergida aproximadamente hasta el tobillo, menos mal que no era un charco más profundo que me hiciera caer por completo. Recuperé mi pie y seguí el sendero indicado por los lugareños que me había topado una media hora atrás, y debo admitir que estaba molesta, pues a pesar de que ellos contaban con automóvil les pareció una pérdida de tiempo la cortesía de acompañarme.

El ambiente era pesado aunado a mi actitud, las nubes obstruían el paso al sol de atardecer, logrando oscurecer el horizonte y que pareciera más tarde;  en un lugar alejado era de esperarse un camino tan terrenal, pero la temporada de lluvias convertía la tierra en espeso lodo que complicaba el andar. Pensé en que debería dejar de quejarme, ya que las ciudades en sí tampoco entraban en mis preferencias locales, giré la cabeza para observar lo recorrido y eso me animó para llegar a mi destino: La casa de Charles Waste, un abogado jubilado decidido a pasar sus algunos meses a lado de su familia en Bradford, Inglaterra; dejando por ahora en mis manos y las de la empresa CoverJ su propiedad, sí, ese es mi trabajo. Mi jefe me confió esta noticia hace unas semanas, pero preparar todo sola para un viaje largo, a un lugar desconocido y en tan poco tiempo sonaba ilógico, por lo mismo en un principio me negué, nunca había viajado tan lejos, sin embargo con el apoyo moral que me fue otorgado por mi padre no me quedó más remedio que verlo como una nueva oportunidad. 

Cuando llegué a la entrada de la residencia el portón oxidado se encontraba abierto, no le di mucha importancia, pues observaba con los ojos bien abiertos la inmensidad del lugar. Estaba rodeado de muros y parecía fácil perderse en el gran jardín, el cual era adornado en el centro por una vieja fuente vacía. De tan sólo mirar la fachada de la casa podía imaginar el sinfín de habitaciones en su interior, algo extraño para un jubilado solitario; aunque, sin duda en ese momento lo más gratificante para mí fue el firme empedrado del suelo.

Me adentré al hogar de lo más despreocupada con las llaves que me entregaron en mi empleo, la sala era fina y clásica, me sentía de vacaciones al modo antiguo en lugar de trabajo, casi reinaba el completo silencio de no ser por mis pasos y las manecillas de un gran reloj en la pared tapizada. Me despojé de mi abrigo, encendí la calefacción y me dispuse a encontrar la cocina y alguna buena bebida; en definitiva estos meses me agradarían.

Me hallaba sacando una copa de la alacena cuando distinguí a través del cristal de la puertilla una sombra tras de mí, sentí los vellos de mis brazos y los cabellos de mi nuca erizarse, y sin poder evitarlo un espeluznante escalofrío recorrió mi espina dorsal. Aún temblando de miedo me vi forzada a girarme, aguante la respiración y voltee con rapidez recargándome en el mueble donde saqué la copa.

¡Un hombre! ¡Había un hombre de aspecto extraño comiendo de lo más tranquilo una rebanada de pastel! Si esto era una broma… no me gustaba para nada.