—Como sea, es hora de irnos, recoge tus cosas y entregarle su sudadera a tu amigo —da media vuelta y se va.
—Pero tengo frío —me comenta triste.
—Puedes quedartela, Jhon tiene muchas igual a esa, lo importante es que no te enfríes —sonrío enternecida.
—Gracias, Kath, ¿podrías darme lechita? Es que quiero.
Dios, ¿qué le digo?
—Te puedo dar después, es que está comiendo Fiorella.
—¿Y cómo come?
—Pega su boquita a la bolita donde sale leche —responde obvio Jhon.
—¿Cuál bolita? —pregunta viéndome curioso.
—Es que ella tiene una bolita en sus chichitas.
—¿Pero cómo? No entiendo —hace pucheros—. ¡Quiero ver, quiero ver, quiero ver, quiero ver!
—Mira.
Antes de que pueda reaccionar, Jhon jala la manta destapando y enseñándo mis pechos.
—Jhon —le reprendo y volviendo a poner la manta en su lugar.
Mis mejillas están sonrojadas por la vergüenza de pensar que alguien más que ellos me vieron y lo confirmo cuando veo a Santino asombrado a pocos pasos de mi.
—Ya se las ví, aunque solo una, la otra estaba en la boquita de Fiolecita, aunque aún no logro entender como es que puedes sacar lechita.
A este punto quiero irme corriendo por las palabras de James que resultan imprudentes.
—Ya te expliqué James, aprietas la bolita y sale.
—A ver.
—Jhon, deja de hacer ésto —le regañó cuando se acerca para intentar quitarme la mata—. Es un lugar público con muchas personas y te he dicho que no puedo enseñar mi pecho porque hay personas muy imprudentes y ven mal que una mujer le de pecho a su hijo en público.
—Aja —me ignora—. Pero James quiere saber.
—James... ¿qué te dije que hicieras? —la voz de Santino retumba en mis oídos y bajo la cabeza incómoda.
—Esperame tío, pero tengo que saber de dónde sale la lechita.
—¡Que vengas, James! —reprende enojado y nos hace sobresaltar a todos.
—Pe-pero tío, yo, yo...
—¡Ven, tenemos que irnos! ¡Ahora! —exclama.
—Tío, yo...
—¡HAZ CASO! —grita.
Me levanto del lugar donde permanecía sentada.
—No le hables así, es un niño. Deja de gritarle —es inevitable no meterme en su plática y defender a James que ahora luce indefenso y asustado.
—No te metas. ¡James, ven! —vuelve a exclamarle enojado.
Miro a James y me doy cuenta que quiere llorar al igual que Jhon que luce asustado, sin pensarlo los pongo detrás de mí para protegerlos.
—Te pido por favor que te vayas, yo llevaré a James con sus cosas hasta tu coche.
—Como sea, no porque hagas eso me voy a meter entre tus piernas —me mira asqueado de abajo hacia arriba.
—Tampoco es que quisiera que lo hicieras —me defiendo—. ¿Puedes irte? —me giro para mirar a los pequeños que se abrazan pero que lucen menos asustados—. Caminen chicos, iremos por tus cosas James y después por sus regalos y dulces que aún no recogen del salón.
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En la tierra como en el cielo.
Romance«-¿Me amas? -... » ↓ [Próximamente] Tras la muerte de su esposo y siendo madre de dos pequeños, Katherine se olvida por completo de relacionarse amorosamente con alguien. No es bueno tentar al destino porque en un Jardín de niños se...