Capítulo 44
Las palabras habían rondado una y otra vez en su cabeza. Era extraño, más que eso, era perturbador. El hombre frente a ella le hablaba de una manera que la inquietaba, que la mantenía intranquila. Su cabeza dolía de gran manera y la sed era insoportable, quería salir de ahí con rapidez.
—Quiero hablar con él. —dijo la joven controlando un poco su respiración.
Carmelo asintió lentamente soltando pequeños murmullos demostrando con eso que no estaba bien del todo, aunque siempre lo había mostrado sin temor alguno.
—Ya lo hiciste. —se rió sin ninguna gracia. —Él vendrá pronto, te lo prometo. —se levantó con lentitud y Maya agradeció internamente que no se le acercara, sin embargo la manera que la observaba no la tranquilizaba en lo absoluto. —Vendrá a salvar a su dulce niña. Como todo un caballero que dices que es.
Y luego de decirlo acompañó la frase con una risa diabólica antes de dejarla sola. A Maya le pareció una risa igual a la de una película de terror. Era repugnante. Todo de él lo era en realidad.
Pasaron segundos, minutos, tal vez horas. No sabía exactamente, pero cuando ya empezaba a entrar una pequeña luminosidad en la habitación procedente de una esquina, Maya comprendió que iba a tener que empezar hacerse la idea de que cabía la posibilidad de que nadie le encontrase realmente. A decir verdad, dudaba que estuvieran buscándola. Es decir; estaba sola. Era triste pensarlo pero básicamente no tenía familia por sus malas decisiones, algún amigo de verdad aparte de Kylie y Sofia que las veía más como compañeras de salida que como algo más, alguien que se preocupara por ella realmente. Estaba él: Dimitri… siendo sincera con ella misma aún le costaba la idea de pensar que él no tenía nada que ver con lo ocurrido. Él era el jefe, y si él tenía algo que ver estaría completamente loco. Lágrimas empezaron a caer por sus mejillas. Aquellos pensamientos la hicieron llorar un rato más mientras el miedo seguía presente por todo su ser, aumentando cada vez más.
Se consideraba una mujer fuerte, que había pasado por mucho sin ayuda de nadie, pero estando en esa situación tan humillante solo quería un poco de paz y una mano para tomar mientras sentía que caía en un abismo.Se sobresaltó al ver cómo Carmelo había vuelto a entrar por un leve momento. No lo negaba, sí que empezaba a temerle un poco. Él en cambio no se le acercó del todo. Se había quedado observándola por un largo rato y luego había colocado un trapo justo en la esquina donde entraba la poca luz. Ese hecho la aterró por completo. No sabía que pretendía hacer, pero no era para nada bueno.
La había dejado a oscuras durante largos minutos, minutos en los que el miedo de Maya aumentaba; el no saber dónde estaba ni cuánto tiempo la pretendía tener ahí, el pensar en que podía hacerle algo. Se encontraba atada y podía hacer con ella lo que le diera la gana. Respiró hondo y a su vez escuchó la risa de Carmelo al otro lado.
Cuando se marchó completamente del lugar intentó tranquilizarse, respirando profundo por largos minutos, escuchando únicamente su propia respiración acelerada. Comenzaba a entrar en pánico con cada minuto que pasaba.
Sin embrago sólo duró un tiempo corto ya que se había vuelto a poner en alerta cuando con la cara sudorosa y el rostro más temible que nunca volvió a aparecer el hombre frente a ella.
Se acercó con un movimiento rápido y le soltó las muñecas con demasiada brusquedad. Cuando Maya observó lo que llevaba en una de sus manos intentó alejarse de él lo más que pudo. Sin embargo Carmelo fue más rápido y clavó la punta de la pistola en un costado de su cuerpo haciéndola temblar. Si cuerpo se paralizó al darse cuenta el poder que tenía ese hombre sobre su vida. Una vida que cambio radicalmente, dejando de lado a personas importantes: como sus padres. Sí, se arrepentía. En ese momento dónde no sabía lo que podría para con su vida, se arrepentía de gran manera.
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Punto débil © (Versión Corta)
Romance-No te entiendo. Los ojos de la joven se llenaron de lágrimas. Él soltó una fuerte carcajada. Rompió su corazón lo sabía, pero daba igual, eso era lo que ella había conseguido con sus acciones. -¿Enserio no lo notaste? -preguntó con burla. -¿Eres...