Capítulo 18

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Los tres se giraron, encarando a un perro negro, que estaba enojado. Athena lo reconoció, era el perro que vio desde el aula de Defensa. El perro corrió y saltó entre ellos, haciendo que se cayeran.

Athena se levantó rápido y sacó su varita. Pero el perro era rápido, agarró a Ron de su pierna y comenzó a arrastrarlo hacia el sauce.

− ¡Harry! –gritó con temor Ron.

− ¡Ron, ya voy! –Harry arrancó a correr. Athena miró hacia el sauce, quien estaba comenzando a moverse.

− ¡Immobulus! –exclamó Athena, haciendo que el sauce se detuviera por un corto tiempo.

Harry se abalanzó para agarrar a Ron, pero fue demasiado tarde. El perro ya lo había metido en el sauce.

− ¡Ron! –gritó Harry. Hermione se paró a un lado de él.

− ¡Hermione, Harry! ¡Cuidado! –gritó Athena, al ver que el Sauce había comenzado a moverse. Pero el sauce fue más rápido, con una de sus ramas, tiró de Hermione y Harry, lejos de la entrada.

− Auch –dijo Athena haciendo una expresión de dolor−. Iré por ayuda.

Hermione asintió hacia ella, mientras veían como el sauce se sacudía.

−Trataremos de entrar –dijo Harry, mientras se levantaba.

Athena asintió y corrió hacia el castillo. Su única esperanza era el profesor Lupin, avisar a los otros profesores era demasiado riesgoso.

Corrió por los pasillos hasta llegar al aula de Defensa. Entró sin tocar, sorprendiendo al profesor.

−Athena...−dijo Lupin con sorpresa.

−No hay tiempo, necesito su ayuda –Athena dijo entre respiros. Lupin frunció ligeramente el ceño y la siguió.

Ambos llegaron hasta donde se encontraba el sauce. Lupin miró con seriedad a Athena.

− ¿Qué está pasando, Athena? –preguntó Lupin.

−Ron, está en peligro. Hermione y Harry fueron por él. El Grim, se lo llevó adentro del sauce –Athena le explicó lo más rápido y sencillo que pudo.

¡Immobulus! –exclamó Lupin hacia el sauce, quien por segunda vez, dejó de moverse.

Lupin entró primero, y ayudó a Athena a bajar.

−Quédate cerca –dijo Lupin, colocándola detrás de él.

−Wow –exclamó Athena mientras caminaban por el pasadizo.

Siguieron caminando hasta encontrar unas escaleras. Subieron con cuidado. Hasta llegar hacia una entrada que parecía una trampilla, pero esta daba hacia una casa.

−Con cuidado –dijo Lupin, mientras la ayudaba a subir.

− ¿Esta es...?−susurró Athena mientras subía−. ¿La casa de los gritos?

−Sí –dijo Lupin, mientras se sacudía el polvo−. Ahora, hay que ser muy silenciosos. Vamos.

Athena asintió y lo siguió por unas escaleras. Al paso que iban acercándose, se escuchaban las voces de Harry y Hermione. Llegaron hasta la puerta, estaba ligeramente cerrada, escucharon un ruido sordo, como si algo se hubiera caído al suelo.

Athena miró a Lupin preocupada. Éste abrió de golpe la puerta, viendo a Harry junto a Sirius en el suelo, apuntándolo con su varita.

¡Expelliarmus! –exclamó Lupin hacia Harry, haciendo que su varita saliera volando de su mano. Athena se asomó en la puerta y miró la escena asombrada. Su corazón había comenzado a latir con fuerza. Hermione y Harry miraron a Athena con asombro.

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