La cueva. Parte II

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- Lin.-, dice el amo Sesshomaru. - ¿Estás segura de que esto es lo que quieres?

Lo miro a los ojos. Quiere tener la certeza de que estoy lista y consciente de lo que va a suceder. Y estoy tan segura, que prefiero responderle cómo sé que mejor entiende, sin palabras.

Me levanto un poco. Tomo una de sus manos y la llevo directamente entre mis piernas, dejándole sentir lo humeda que estoy. Nunca he hecho esto con nadie, así que actúo con base en mis instintos.

Lo escucho gruñir.

Me toma con sus manos, se incorpora sobre sus rodillas y yo lo rodeo con mis piernas. Se inclina hacia adelante y me acuesta boca arriba en el suelo de la cueva, mientras toma su estola y la coloca rodeandome, con lo cual estoy mucho más cómoda. Él se encuentra de rodillas entre mis piernas, con su pecho descubierto.

Termina de quitarse su Kimono, se inclina hacia adejante, y su largo cabello plateado cae hacia un costado. Retira mi kimono hacia los lados y lo deja completamente abierto. Me mira, y observo sus preciosos ojos, que me analizan desde arriba.

Se agacha aún más. Se apoya en su codo derecho, acercando su pecho al mío, su cara a la mía, su boca a la mía, pero no me besa. Se queda muy cerca de mi, con su boca a unos pocos centímetros de la mía, y me mira a los ojos. No puedo aguantar más, tomo su cara con mis dos manos, lo acerco a mi, y es el comienzo de todo.

Nos besamos apasionadamente, como si estuviéramos sedientos el uno del otro. Comienza a tocar y apretar uno de mis pechos mientras me besa, y yo empiezo a estremecerme; siento mucho deseo, calor, necesidad de él. Noto sus ansias de tocarme y tenerme.

Comienza a bajar con su boca, besándome cada parte con mucho deseo, pasa por mi mandíbula, el cuello, y mientras va bajando, siento un pequeño rasguño. Creo que ha sido con uno de sus colmillos, pero es lo que menos me importa, quiero que siga más y más. Creo que él no lo ha notado.

Sigue bajando y llega con su boca a mis pechos, comienza a lamerlos y chuparlos, y yo jadeo mientras mi respiración se agita. Me arde todo el cuerpo, e instintivamente comienzo a mover las caderas. Él sigue bajando, lamiendo mi abdomen y agarrando mi cintura con sus dos manos. Yo tengo mis manos en su cabeza, y no puedo evitar apretarlas a medida que me recorre con su lengua, tirando un poco de su cabello.

Sigue bajando y por alguna razón siento un poco de vergüenza... ¿Qué va a hacer más abajo? ¿Por qué acerca su rostro a mi entrepierna? Toma mis rodillas con sus manos y abre aún más mis piernas.

- Lin. Toma tus piernas con tus manos, no las cierres-, me ordena. No entiendo lo que hace, pero no tengo ninguna duda. Hago lo que me pide, tomo mis piernas con mis manos acercando las rodillas a mi pecho, y lo miro, y con lo que observo me termina de hervir la sangre. Ahí se encuentra, el amo Sesshomaru en frente de mi, mirándome con ojos llenos de deseo, con una de sus manos está agarrando lo que lleva en su entrepierna, y con la otra está tirando su cabello hacia atrás. Creo que es lo más hermoso y ardiente que he visto en mi vida.

Se agacha y, con su cara entre mis piernas, comienza a mover su lengua de tal manera que no puedo contenerme, comienzo a jadear; con una mano agarro su cabeza y con la otra intento taparme la boca, siento un poco de verguenza. No sé qué está haciendo pero no quiero que se detenga, y en cuestión de minutos estoy gimiendo, temblando, arqueando la espalda, jadeando...

He sentido como si una burbuja de placer hubiera explotado dentro de mi. El amo Sesshomaru es maravilloso.

Él se incorpora. Con una mano se limpia la boca y seguidamente se baja un poco su sashinuki hakama liberando su erección. Lo observo, y todavía extasiada, abro mucho los ojos, no puede ser que algo tan grande quepa dentro de mi.

Me observa, vuelve a inclinarse sobre mi. Y esta vez siento su erección piel con piel, es tan grande y dura que me asusta un poco.

-Mirame, Lin-, me dice. Yo lo miro a los ojos.
-Si sientes dolor me lo dices, ¿entendido?-

Yo asiento con la cabeza, pongo una mano en su rostro y otra en su costado. Él apoya una mano en el suelo, a mi lado, y con la otra agarra su erección y la pone justo entre mis piernas. Me toca un poco con su mano, lo escucho gruñir, y tanteando, ubica la punta justo donde debe ser.

Estoy muy nerviosa, pero quiero que esto suceda. Se acerca, apoyando sus codos en el suelo, uno a cada lado, su cabello cae por un costado, y siento su calor. Me encuentro de piernas abiertas, con su cuerpo sobre el mío. Me mira a los ojos, yo toco su rostro y de repente no tengo miedo, confío en él. No hay nadie en el mundo en quien confíe más que en el amo Sesshomaru.

Comienza a moverse suavemente, de a pequeños movimientos siento como va entrando en mi. Con mis manos me aferro a sus brazos con fuerza y comienzo a gemir, siento un poco de dolor pero el placer es mayor. Es una sensación indescriptible. Él va aumentando el ritmo, siento como se llena de energía y me embiste cada vez con más fuerza. Por un momento siento un dolor agudo y aprieto los ojos. Él se detiene, abre mucho sus ojos y me mira con preocupación.

- ¿Estás bien, Lin?- me pregunta.
- No se detenga, por favor, amo Sesshomaru- le digo suavemente entre jadeos.

Él lo duda por un momento, pero decide seguir, disminuyendo la fuerza con la que lo hace. Continúa con un movimiento constante, entrando y saliendo de mi. Yo siento que está a punto de estallar otra burbuja de placer, me aferro a sus brazos con fuerza y, arqueando la espalda, temblando y gimiendo, siento una explosión absoluta en mi cuerpo. Él me mira y, con unas cuantas embestidas más, lo escucho gruñir, gemir y casi rugir, veo como su cuerpo se tensiona, e incluso me da la impresión de que sus ojos se enrojecen.

Me quedo sin palabras. Estoy adolorida pero extasiada, ha sido increíble. El amo Sesshomaru es mucho más de lo que yo me había imaginado antes en mis momentos de soledad...

Siento como descansa un poco su peso sobre mi, e intenta tomar aire y tranquilizar su respiración. Se incorpora un poco y se gira acostandose a mi lado boca arriba. Yo también me incorporo, muevo un poco la estola para que él esté cómodo, y lo observo. Lo miro, le sonrío, y veo que me devuelve una leve sonrisa, pero no dura mucho, y su rostro cambia y su cara expresa preocupación.

Se incorpora, me vuelve a acostar en el suelo, y me toca de tal manera que lo veo observando mi cuello, en la parte donde sentí anteriormente el rasguño. Comienza a inspeccionarme todo el cuerpo, en busca de otra herida.

- No es nada. Ha sido un pequeño rasguño, nada más, lo prometo- le digo sonriente, despeinada, sudorosa y feliz.

Lo veo suspirar y apretar la mandíbula, creo que se está reprochando a si mismo en su mente. Vuelve a acostarse a mi lado sobre la estola. Yo siento un poco de frío así que me pongo de pie y tomo su kimono, que es más grande que el mío, lo traigo y lo pongo sobre ambos. En cuestión de minutos estoy acurrucada en su pecho, y no sé si es producto de mi imaginación o si realmente sucede, pero mientras me voy quedando dormida siento como me da besos en la cabeza y me abraza. Duermo embelesada, sintiéndome completamente feliz.

...

Me despierto. Ya es de día. El amo Sesshomaru no está, me encuentro sola en la cueva. Me estiro un poco y me siento adolorida, pero especialmente contenta. Me pongo mi kimono y voy saliendo, caminando por detrás de la cascada. Creo que aprovecharé y me daré un chapuzón rápido.

Y de repente me invade la preocupación.

No están. Nadie.
Ni el señor Jaken, ni Ah-Un, ni el amo Sesshomaru. Nadie. Y siento una punzada de angustia.

El amo Sesshomaru nunca me deja sola, nunca.

¿Qué ha sucedido?...

(Créditos de la imágen a quien corresponda)

La cueva (Sess/Rin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora