Niñeros Felinos #1

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Muy bien, es oficial...¡Ya no tengo ideas! XD

Mi cerebro se seco ^_^

Espero que les guste~

-¡Cierra la maldita puerta!- Julius se sobresalto ante la repentina orde pero obedeció rápidamente, cerrando la puerta del castillo justo para sentir algo chocar. Miró hacia abajo, parpadeando con algo de confusión al notar a una coneja muy familiar pero en versión más pequeña allí.

-Holis~- ella le sonrió enormemente, para después alejarse entre risas. Julius la siguió con la mirada, su confusión solo aumento al notar que la sala tenía niños que no eran los hijos de su hermano. No sabía la razón pero estaba bastante seguro que esos niños eran sus hermanos y sus amigos.

-¿Qué rayos?- enarco una ceja.
Felix parecía estar totalmente entretenido arañando el sillón, clavando sus garras cuando Oswald lo intentaba apartar entre gruñidos y maldiciones, Ink y Mickey estaban de pecho en el suelo mientras pintaban unos dibujos de un libro para colorear, Cuphead y Mugman estaba teniendo lo que parecía ser una competencia de disparos contra una pared (estaba bastante seguro de que Oswald le gritaría durante horas ante las quemaduras en la pared cuando volviera a la normalidad), mientras que Bendy estaba hundido en un charco de tinta y dejando solo su fina cola visible. Miró la sala, que parecía un total desastre, y luego al único que no era pequeño, el que le había gritado la orden. -¿Y a ti que te paso?- fue lo primero que salio de su boca al ver al gato blanco.

-Ellos me pasaron- Alex se veía horriblemente cansado, despeinado y sucio, con manchas de lo que estaba bastante seguro que eran de pintura de colores sobre su pelaje blanco. El de pelaje negro llevó su puño a la boca para fingir toser un poco, intentando no empezar a reír. -Si te ríes, te golpearte bastardo- gruñó con enojo.

-No me río, no me río-negó rápidamente pero había una gran sonrisa en su rostro. -Entonces...¿Qué paso?- señaló a su alrededor con un gesto.

-Esos malditos caramelos mágicos pasaron- bufo, bajando la vista al sentir algo abrazar su pierna y rodando los ojos al ver que era el pequeño Felix pero acariciándole ligeramente la cabeza, escuchándolo ronronear. -Él demonio y la coneja pensaron esto...- señaló a los pequeños. -...sería divertido-suspiro, rascándose con su mano libre la nuca. -Básicamente me arrastraron aquí antes de comerse esos odioso caramelos para que yo los cuidara-

-Pobre- rio sin poder evitarlo.

-Pobre de ti, ahora- señaló el de blanco con diversión.

-¿Disculpa?- ladeo la cabeza.

-Son tus hermanos, deberás ayudarme a cuidarlos hasta que este odioso efecto pase- sonrió. El de negro abrió la boca para reclamar o intentar negar, no estaba muy seguro, pero un voz infantil se le adelanto.

-¡Juls!- bajo la vista, sonriendo al ver al pequeño ratón acercarse con una gran sonrisa en su rostro y ojos rojizos brillantes, alzando los brazos con emoción.

-Hola pequeño~- se agacho y abrió los brazos para recibirlo, alzando lo una vez que abrazo al menor. Mickey rió, apoyando su mejilla en el hombro ajeno y tarareando ligeramente. Julius sonrió ligeramente, acariciando la espalda del menor.

-Si, supongo que tendré que ayudar- acepto al ver que Alex lo miraba con burla y una gran sonrisa.

-No tenías opción, tonto- rió con diversión y algo se maldad. Frunció el ceño al ver algo. Alzó a su primo para dejarlo sobre el sillón, corriendo hacia los hermanos que estaban apunto de dispararse entre ellos para detenerlos.

-¡Oye!- el de negro bajo la vista y no pudo evitar sonreír al ver que rey de Páramo mirándolo con el ceño fruncido y sus pequeños brazos cruzados. -Devuélveme a mi hermano- demando, golpeando el piso con su pie en señal de impaciencia.

-No- sonrió al ver que el conejo se veía molesto. -También es mi hermano, enano- movió ligeramente al ratón, quien simplemente se acomodo. Parecía estar durmiendo.

-¡Soy más alto que tú!- chilló con enojo.

-Solo por esas odiosas orejas tuyas- rodó los ojos. - Además, ya no eres tan alto...enano- sonrió con burla y rio, gruñendo entre dientes una maldición al recibir una repentina patada en su pierna. -¡Oye! - retrocedió un paso con una mueca, viendo a su hermano con el ceño fruncido y suspirando de alivio al darse cuenta que su movimiento brusco no despertó al ratón en sus brazos. El rey del Páramo le sacó la lengua y luego huyó. -¡Vuelve aquí, mocoso!- dejó suavemente a Mickey para que durmiera tranquilo, para después perseguir al conejo. Alex, quien sostenía a los hermanos con cabeza de taza como costal de papas mientras discutían entre ellos, suspiro al ver al otro felino perseguir al pequeño. Por lo menos, ahora detenía otro par de manos que lo ayudarán.

The Old Toons 2️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora