Mi nombre es Martina Cronwell, tengo 24 años de edad y les voy a contar mi vida, no desde que nací pero si desde que cumplí mis 22 años. Era un martes 23 de abril en la tarde, estaba en mi habitación en la residencia donde he vivido mis últimos 4 años de mi vida, estaba sola viendo la televisión, mis 2 únicas amigas no me había llamado ni mensajeado desde ayer a las 11 de la noche, no pensé que se fueran a olvidar de mí el día de mi cumpleaños, ya mis padres me habían felicitado con sus respectivos obsequios.
Cada uno trabaja en sus empresas y compiten mutuamente para ver quien se hace más rico, y para que yo elija con cual empresa me iré, algo estúpido para ser cierto ya que soy la única heredera de ambos y no podré elegir entre los dos porque los amo. Lo cierto era que más nadie me había felicitado y ni siquiera echado un ojo, así que decidí salir a dar una vuelta y en el camino comprarme un rico y delicioso helado de chocolate con brionne.
Me cambie y opté por salir en mi moto, regalo de mi padre por ingresar a la universidad, (esto de ser hija única en pleno divorcio trae consigo muy buenos beneficios) cojo las llaves y mi mochila y salgo a la libertad. Ya en carretera doy una vuelta por el centro de la ciudad para ver el bullicio de las personas pasar corriendo porque van tarde para algún lado, otras que salen de trabajar, otras porque están paseando, los vehículos tocando el pito porque el carro que tienen de frente no avanza,o porque van tarde, entre otras. Después de ver tanto trajín de los seres humanos decido ir a un lugar mas tranquilo, me voy al río que esta por las afuera de la ciudad. Ver el agua fluir me relaja y me despega, me hace olvidar todo y conseguir mi centro, me ayuda a equilibrar mis emociones.
Me quedo contemplando el agua fluir tanto tiempo que no me percato que ya calló la tarde y todavía me hace falta obsequiarme mi regalo especial. Me monto en mi moto y nos dirijo al centro comercial mas cercano a la residencia. Me dispongo a dar vueltas en el centro comercial con mi helado en la mano hasta que paso por una tienda donde venden postres y ví una torta de chocolate que se me hizo agua la boca y no me aguante y lo fui a comprarla para comermela en mi habitación mas tarde viendo televisión (si soy una glotona y el chocolate es mi mayor debilidad, como lo es la criptonita para Superan). Seguí dando vuelta y me compre varias cosas para mi, me cansé y me fui a mi residencia.
Cuando llego veo todo apagado y eso es raro ya que siempre Linney se la pasa en su habitación y no sale en las noches aunque haga un calor horrible por las moches, no entiendo como puede dormir así. Guardo mi moto en el garaje y apago el bombillo del mismo lugar, cuando voy entrando a la cocina escucho un plato caerse al piso y partirse en mil pedazos, me doy media vuelta y agarro una escoba que es lo primero que encuentro y me dirijo de nuevo a la cocina, no sin antes de dejar mi manjar en un lugar seguro. Continuo caminando de forma amenazante con la escoba balanceándose sobre mi cabeza; cuando salen las chicas de la parte de atrás de la isla que estaba en la cocina gritando ¡"SORPRESA"! Yo rápidamente suelto la escoba por el susto que metieron.
-Marty que haces con la escoba?- pregunta mi amiga Nalia
-Nada, solo quería barrer la cocina con la luz apagada-. Suelto de lo más natural mirándola con la ceja levantada.
-Tu y tus chistes sin gracia- dice riendo mi otra amiga Amelía.
- Ahora si me pueden decir ¿qué hacen detrás de la isla?- pregunto con toda la seriedad que mi cuerpo posee.
-Es tu sorpresa de cumpleaños querida- me responde Nalia con una sonrisa amable. De todas tres, Nalia era la mas seria, Amelía la mas cariñosa y yo la mas loca del grupo.
-Madre sorpresa- les digo con sarcasmo - casi me matan del susto y estoy muy joven para estar dentro de un ataúd.
-Bueno ya arruinado lo de la sorpresa, gracias Marty; pasemos a cantar el cumpleaños que me muero por comerme una rebanada de pastel- dice Amelía. Yo solo asiento soltando un suspiro. Cantamos el cumpleaños feliz, partimos la torta y nos sentamos en la sala a chismosear y abrir mis regalos.
-Bueno como les contaba, Tatianna ha salido con todos los de ultimo año hasta con tu Thomas, según lo que me contaron fue por una apuesta que perdió con Susan- contaba Amelía.
-No se como puede estar con todos, además ¿que le ven?- digo un poco asqueada ya que chicas que se comportan así me dan un poco de asco.
-No hables así Marty- me regaña Nalia- Esa chica tendrá el autoestima bajo para hacer esas cosas porque no queda otra explicación lógica para sus estupideces.
-Lo cierto es que ella es una zorra y mi Thom es un lindo ángel que fue violado por esa arpía venenosa- digo lo último con un poco de acidez. Thomas Kingman es el chico que me vuelve loca la cabeza, es todo un galán y me encantó desde el primer día que puse un pie en esta universidad, él fue muy amable conmigo ese día y desde allí he sentido mariposas en mi estómago, no le he hablado mucho desde entonces, solo un "hola" y "chao" porque me da vergüenza entablar una conversación con él, me trabo y digo idioteces que no tiene sentido, aparte mi cara se pone tan roja como un tomate. Para mi él es el chico indicado.
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CALVARIO
RandomMartina Cronwell, una chica común llevando una vida normal como cualquier ser humano hasta que llega él, el chico que la va ha volver loca desde el primer momento en que entro en ese bar. Su mundo se volverá un infierno desde que lo deja entrar a é...