Capítulo VIII

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Al despertar Jiang Cheng sintió todo su cuerpo adolorido, creía que no había centímetro de su cuerpo que no tuviera alguna marca o músculo acalambrado debido a los excesos de la noche anterior; porque sí, estaba seguro de que ya era de mañana, pues la luz se dejaba entrever a través de las cortinas de la habitación de XiChen.

También podía sentir como un brazo lo rodeaba por la cina pierna estaba por encima de las suyas. El calor de estar entre dos cuerpos se le hacía sofocante pero a la misma vez acogedor, aquellos a los que llamaba como novios le otorgaban una clase de amor totalmente diferente a lo que hubiera experimentado con anterioridad, y no se trataba solo de atracción sexual o compatibilidad, sino que era algo mucho más profundo, que provenía desde el fondo del corazón y estaba seguro de que aquellos sentimientos no podían demostrarse si no fueran verdaderos.

WanYin suspiró y trató de mirarse el cuerpo. Como era habitual, alguno de sus novios le había dado un baño o ducha para limpiar todos los residuos que quedaban en él, además de que el calor del agua ayudaba a que sus músculos se relajaran y pudiera dormir de mejor manera. Su cabello también había sido lavado, secado y peinado; realmente habían pensado en todo, pues sobre las marcas en sus piernas y los pezones podía sentir que le habían colocado crema para ayudar a sanar en caso de cualquier cosa.

―Tengo hambre ―murmuró para sí mismo, pues sentía como su estómago le reclamaba el apenas haber comido algo en la cena de sus padres y luego haber osado en hacer semejante actividad física sin siquiera pensar en él.

―Pide algo para comer, WanYin.

La voz de XiChen provenía detrás de él, era quien le tenía abrazado por la cintura desde la espalda y por el tono que empleó, supuso que seguía completamente adormilado y que su respuesta fue más automática que pensada. Jiang Cheng no podía verlo, pues su vista estaba direccionada hacia un lado de la cara de MingJue y su cuello expuesto, pues como siempre, este dormía de mala manera ocupando la mayor parte de la cama en la que se encontraba y esta vez no era la excepción. El descendiente de Yunmeng Jiang estaba seguro de que él y Lan Huan estaban ocupando menos de la mitad de la cama.

De todas formas, fijó su atención en lo atractivo que era MingJue, pues sus espesas pestañas combinaban con la dureza de sus facciones tan bien definidas y masculinas. Estaba seguro de que no había ni un gramo de grasa en su cuerpo, al igual que XiChen, y aun así sus bellezas eran diferentes. Los dos eran perfectos a su modo, era como comparar el día y la noche y él podía gozar de ambos.

Tragó saliva y volvía a cuestionarse por milésima vez desde que habían iniciado aquella relación en cómo era posible que él fuese tan afortunado para estar en medio, pero antes de que su mente comenzara a divagar hacia el camino de la negatividad, su estómago le recordó que debía comer algo. A Jiang Cheng no le molestaba despertar más temprano y preparar el desayuno para los tres, teniendo en cuenta de que sus novios comían como un batallón, pero dudaba de tener la fuerza suficiente en sus piernas como para poder siquiera llegar a la cocina.

El único impedimento en ese momento para llevar a cabo la sugerencia de XiChen era que no tenía ningún teléfono cerca. Alzó lo que más pudo su cabeza y vislumbró el celular de MingJue sobre la mesa al lado de la cama y a pesar de que suponía una enorme dificultad llegar hasta allá, era el único que se veía a la vista. WanYin se mordió el interior de la mejilla y supuso que no tendría otra opción que hacerlo, así que con cuidado de no despertar a ninguno de los hombres acostados con él, trató de deshacerse del agarre de Lan Huan, pero este solo lo apretó más fuerte contra él.

―Paciencia, WanYin, paciencia ―se repetía a sí mismo mientras volvía a intentarlo hasta que lo logró.

Deshacerse del abrazo de Lan Huan siempre era la parte más complicada, pues la melosidad de él parecía incrementarse al despertar. La pesada pierna de MingJue no ofrecía mayor dificultad, pues ya teniendo el tronco libre podía moverse fácil, Jiang Cheng trató de pasar por sobre el moreno y mientras estiraba el brazo para alcanzar el móvil, fue tirado hacia abajo.

Déjanos Amarte (MingXiCheng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora