Capítulo 44 🎸🎼

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Aun sumida en el letargo del sueño, alcancé a oír los golpes en la puerta.

Sin embargo, me hallaba tan a gusto que no quise moverme. Estaba calentita, arropada y al lado de Tomás.

Él me rodeaba con el brazo derecho y yo estaba pegada a su costado. Su piel irradiaba una calidez increíble, capaz de derretir cualquier cosa. Abrí los ojos y miré hacia abajo, para asegurarme de que mi cuerpo no tocaba la pierna de Tomás.

—Estoy bien, Mel.

Alcé la mirada hacia Tomás y vi que sonreía de medio lado, de esa forma tan seductora.

Su móvil zumbó y él lo apartó.

—¿Quién es?

No contestó y me atrajo más hacia su cuerpo.

—¿Quién es, Tomás?

—Los muchachos — resopló —. Están afuera.

—¿Qué? — chillé — ¿Afuera del Escondrijo? ¿Y por qué no les contestaste? Seguro están preocupados, al igual que tu novia.

—¿Cuál novia?

Lo miré con el ceño fruncido.

—Ah, sí, sí. Mi novia, claro — dijo con una sonrisa burlona mientras me miraba fijamente.

—Pues hay que ir a abrirles, Tomás.

—Seguro ya se fueron — replicó tranquilamente.

Me apoyé en un codo e intenté erguirme, pero él me rodeó las caderas y tiró de mí hacia el colchón de nuevo. Era impresionante la fuerza que tenía sólo en su brazo.

Los golpes en la puerta se escucharon otra vez.

—Tomás, déjame levantarme. Por favor...

—Mmmm — ronroneó contra mi cuello — ¿Quién suplica ahora?

Sin embargo, emitió un gruñido seco y me soltó al fin.

Me puse en pie como pude, salí de su cuarto y fui a abrir.

Los muchachos ya se habían dado la vuelta para marcharse.

—Hola, Mel — dijo Tarro en tono de disculpa —. No queríamos incomodar, sólo pasamos a ver si necesitaban algo.

Aquello fue extraño.

—¿Y por qué iban a incomodar?

Tarro no dijo nada, sólo miró mi cabeza.

Yo me alisé el cabello, consciente de lo alborotado que debía lucir.

—Trajimos estos para Tomás, son batidos bajos en azúcar con leche descremada — anunció Seb alzando unos bonitos vasos largos de plástico.

OUTSIDERS, siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora