Tercer fragmento: capitulo 7

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La petición de Orfeo 

Sentado en la cama y completamente desnudo esta Hades. Tiene sus ojos entrecerrados por el placer mientras su "inocente" Perséfone, desnuda y deseosa por el, esta haciéndole una mamada.

Después de haber hecho el amor dos veces en la noche ella sonrojada y nerviosa le confeso que quería hacerlo disfrutar con su boca y el encantado le enseño. Después de eso se fueron a dormir y cuando despertó lo hizo sintiendo su dulce boquita en su miembro. No se pudo sentir mas orgulloso de ella.

—si sigues asi voy a terminar en tu boca—le advirtió no queriendo lastimarla, pero ella en ves de apartarse chupo con mas fuerza. Hades no aguanto más, gruño bestial y se derramo dentro de la boca de Perséfone. Amaba a esa mujer.

Respirando agitado se acerco a ella que estaba lamiendo los restos de su semilla que salió de su boca y la beso sin importarle sentir su sabor en la boca de ella. Eso lo hizo aun mas excitante.

—eres una traviesa diablilla.

—y eso te encanta—lo miro divertida y le dio un beso de pico, sonrojándolo. Era gracioso ver como se avergonzaba por un simple beso.

Hades sonrió y la atrajo hacia el—tú me encantas.

—mi señor, tenemos problemas. — era la voz de un hombre que Perséfone no conocía. Miro a Hades en busca de una respuesta, pero este solo estaba mirando con el ceño fruncido la puerta, sus siervos jamás lo interrumpían cuando estaba en sus aposentos o con su mujer, en este caso ambos. Debía ser realmente importante.

Sin decir nada se levanto y se coloco sus pantalones negros, no se tomo la molestia de ponerse camisa o calzado, estaba en su casa, el andaba como le daba gana. Miro a la pelirroja aun en la cama desnuda y mirándolo curiosa. Su mirada se oscureció de deseo por la vista pero se controló.

—¿Qué ocurre?

—no lo se. — respondió sincero— iré a averiguarlo.

Perséfone asintió y se levanto de la cama captando toda la atención del dios que no la perdió de vista ni un segundo mientras ella hacia aparecer nuevamente ese vestido de hojas que tenia el dia anterior. Había tenido curiosidad sobre de donde lo había sacado, ahora ya lo sabia.

—iré contigo—dijo ella firme. Hades la miro inconforme.

—no

—no pedí tu opinión cariño, solo te avisé.

Hades tomo las manos de la chica entre las suyas —el que hayan venido a mi significa que es algo realmente malo y yo no te voy a exponer a nada.

—¿dudas de tu fuerza? —dijo Perséfone mirándolo inocente.

—¿disculpa? —Hades estaba claramente ofendido.

—¿Qué si dudas de tu fuerza? —dijo fastidiada. Odiaba repetir las cosas.

—soy el mas fuerte de los dioses del Panteón olímpico, dulzura, incluso más que Zeus. Yo no estoy en el inframundo porque me haya tocada, estoy aquí por que quiero. Así que no, no dudo de mi fuerza. —una sonrisa orgullosa y creída se dibujo en el rostro del dios. Perséfone solo lo miro burlona, destanteándolo.

—entonces no tengo nada que temer, si me quedo a tu lado estoy segura de que no me pasara nada. —juguetona le guiño un ojo y camino hacia la salida. Hades gruño indignado y la siguió al no tener con que refutar.

—diablilla—susurro cuando la alcanzo en las escaleras, esta solo lo miro angelical y a el le dieron ganas de violarla allí mismo.

Ignorando el dolor en la parte reproductora de su anatomía, Hades camino al lado de su mujer hasta la entrada del inframundo. Alza una ceja incrédula al ver a cerbero de lo mas tranquilo mirar embobado a un mortal frente a el que tocaba la lira.

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