Chapter Three

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NO HABÍA FORMA SENCILLA de darle a Charlus las noticias de que su esposo había sido sentenciado a Azkaban, pero Maeve supo por su reacción que pudo haberlo hecho mejor

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NO HABÍA FORMA SENCILLA de darle a Charlus las noticias de que su esposo había sido sentenciado a Azkaban, pero Maeve supo por su reacción que pudo haberlo hecho mejor. Sin embargo, en el momento, estaba abrumada por su desgarradora reacción al enterarse que su familia fue asesinada y que el paradero de su sobrino era desconocido. A pesar de su tiempo en San Mugo, nunca había lidiado con un caso parecido, y no había entrenamiento ofrecido en cómo debía manejarlo.

Si alguno de los otros Sanadores hubieran tenido la responsabilidad de informarle aquello, le habrían dicho sin pelos en la lengua que no necesitaba preocuparse por su esposo, porque Sirius Black era un conocido asesino en el mundo mágico. No habría simpatía porque veían como algo bueno que se estuviera pudriendo en una celda. Solo le dirían que estaba mejor sin Sirius a su lado.

No obstante, le rompió al corazón ver a Charlus deslizarse más en un estado depresivo. No pudo controlar su llanto, demandando que Maeve le dijera por qué Sirius estaba en Azkaban. No pudo decírselo de inmediato, sabiendo que estaba en un estado frágil por haber despertado hace poco. También necesitaba que se calmara o estaría el riesgo de que Charlus se lastimara a sí mismo.

Así que, por el momento, Maeve sintió que no tenía otra opción que ponerlo bajo un encantamiento sedante para que se relajara.

Inmediatamente, siguiendo el hechizo, Charlus cayó en la cama, sin moverse. Pero sus ojos seguían en ella, con lágrimas cayendo por su rostro. ¿Cómo podría alguien que era solo un extraño hacerle sentir tanta culpa en tan poco tiempo?

—Lo que haya sido —susurró Charlus—, no lo hizo. Él no haría nada que lo enviara a Azkaban, no con Harry... no... créeme, no lo haría.

Incluso sin saber la historia completa, Charlus estaba preparado para defender el nombre de su esposo. Maeve estaba mordiéndose la lengua al punto de que estaba segura de que se la arrancaría. Por supuesto, Charlus conocía a Sirius Black mejor que ella, pero Charlus no estaba al tanto de los eventos que sucedieron desde su llegada a San Mugo.

Se acercó a su cama de nuevo, sentándose a su lado. Tomó una de sus manos, no estaba segura de si el gentil apretón que dio era para consolarlo a él o a sí misma.

—Señor Potter —empezó Maeve—. Creo que deberíamos dejar esta conversación para cuando se encuentre mejor. Mucho ha sucedido en seis años y ya ha sido una abrumadora experiencia para usted. Creo que ahora debería descansar.

—¡¿Descansar?! —prácticamente chilló, abriendo sus ojos como platos.

Maeve se preguntó si, si tuviera total control sobre su cuerpo la habría golpeado fuera de su cama por hacer tal sugerencia. Al menos por su tono y la forma en la que rodó los ojos, pudo notar que "descansar" no era una opción.

—He descansado por seis años —dijo—. No necesito más. Lo que necesito ahora es por qué está mi esposo en Azkaban, quién lo puso ahí, y qué necesito hacer para sacarlo de ahí. ¿Entiendes?

𝐓𝐡𝐞 𝐆𝐮𝐚𝐫𝐝𝐢𝐚𝐧 ⟶ Harry Potter AU [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora