Sakura se encuentra en un problema por una misión. Akatsuki está tras de ella, se encuentra acorralada. Al abrazar el pergamino con fuerza, las ruinas del templo se iluminan y lo último que ve son los ojos sorprendidos de un pelinegro que intenta sa...
Aun sin poder dormir, tomó lo que creyó fue la mejor decisión para aquel momento. Calculó que aproximadamente eran las 5 de la mañana, y la prueba comenzaría en 3 horas más en el campo de entrenamiento que en un futuro sería el del equipo 7, irónico ¿no?
Se vistió con lo que le pasó Mikoto, y se sorprendió lo bien que le quedaba.
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Acostumbrada a usar los mismos colores, se sintió más pálida de lo que ya era con lo oscura que era la ropa, pero aun así le resultaba bastante cómoda y le recordaban mucho a su habitual traje de dos piezas, ahora estaba considerando cambiar de atuendo, si es que volvía, viendo lo fácil y, no quería admitirlo de nuevo, cómodo, muy muy cómodo para moverse.
Salió a hurtadillas de la habitación por la ventana, para entrenar en ese gran patio trasero que tenían sus benefactores, intentando ser lo más sigilosa posible, sin darse cuenta que estaba siendo observada por alguien.
Se sentó en el suelo con las piernas cruzadas, intentando ver dentro de sí cuál era el estado de su reserva de chakra en ese momento, no quería que el ya conocido diamante de Tsunade shishou proveniente del sello Yin, apareciera sin más y llamar aun más la atención de lo que debería. Era todo un problema, al parecer estaba acumulando rápidamente el chakra que su pequeño cuerpo no controlaba, pronto tendría que comenzar a usar su bandana en la frente, y no es algo que estéticamente le agrade. Iba a suspirar cuando rápidamente tuvo que rodar en el suelo y levantarse para afrontar al enemigo: le habían lanzado un kunai mientras meditaba.
-Buenos reflejos
-Claro, gracias a mis buenos reflejos estoy viva, ¿qué habrías hecho si no llegaba a esquivarlo?- aun en posición de pelea contestó a la sombra al otro lado del patio. Vio que se encogió de hombros con una actitud que no le agradó para nada mientras aparecía frente suyo.
-Nada, sabía que lo esquivarías, no había otro escenario más que ese- contestó muy confiado, cosa que a la chica le molestó, más intentaba controlar sus nervios. Dio un gran suspiro y se alejó unos pasos, dándole la espalda.
-Bueno, de todas formas agradecería que no me interrumpas más, necesito entrenar- dijo sacando unos shuriken y enfocando el objetivo en la pared.
-No vengo a ser una carga- respondió con un aire indiferente, pero que se notaba algo más en su forma de decirlo -quiero... bueno, sabes que necesitas a alguien...- se trababa con sus propias palabras. Sakura se volteó incrédula a mirarlo, e Itachi giró la cabeza tomando su cuello algo nervioso. Se aclaró la garganta antes de seguir -lo que quiero decir es...
-Espera, ¿quieres ser mi compañero de práctica?- no se lo podía creer, ver al pelinegro levantado tan temprano sólo para proponerle esto, le parecía un chiste, un mal chiste viniendo de él, es decir, no es que haya sido del todo malo con ella, pero el recordar por qué se encontraba en este momento, y en ese lugar, o sea, el pasado... en otras palabras, ¡la quiso matar! Aunque sea el Itachi del futuro, era la misma persona, la misma esencia, el mismo chico que en un tiempo más asesinaría a todo su clan y dejaría a Sasuke con unas grandes secuelas emocionales.
Ahora no podía creer que ese mismo chico se encontrara frente a ella sonrojado ante la pregunta que le hizo, asintiendo tímidamente.
Está bien, está bien, ahora es un niño de unos 10 años, tiene que darle ese mérito. Debe tener un montón de chicas tras de sí, pero ya conociendo a los Uchihas, le debe valer la nada misma.
Suspiró y se acercó a él.
-Está bien, acepto tu ayuda Itachi-san- el chico hizo una mueca algo disgustada pero no hizo más que ponerse en guardia.
~◇~
Estuvieron dos horas enteras entrenando. Entre puños y pequeños jutsus, ya que no querían despertar a los demás en vano.
Itachi de vez en cuando se quedaba mirando embelesado los delicados movimientos de la chica, la agilidad con la que se movía y la fuerza pura, que sabía no estaba demostrando del todo, pero que controlaba a la perfección en cada golpe que le daba. A pesar de que en esos momentos Sakura asestaba los golpes, no se daba cuenta de esas miradas fugaces que lograba en el chico.
Luego de un rato, Sakura se detuvo y miró el cielo, le hizo una seña al pelinegro y le dijo que iría a tomar una ducha para estar a tiempo en el lugar de la prueba. Algo decepcionado asintió y ambos entraron en la casa.
Al salir de la ducha, Sakura se sentía renovada y con otro cambio de ropa ninja estaba dispuesta a salir, más un delicioso aroma la interrumpió.
-No puedes salir sin antes comer un buen desayuno- algo se revolvió en su estómago, y no era necesariamente por lo aperecible que se veía la mesa con todo lo que había servido. No, claro que no. Itachi se hallaba de pie a un lado de la mesa con un delantal. Había tomado el tiempo que ella tardó en el baño para hacerle un desayuno. Tímida asintió, las palabras no salían de su boca, por lo que solo pudo sentarse y comer todo muy agradecida, bajo la atenta mirada del Uchiha.
Una vez se sintió saciada, se levantó e iba a salir, más se dio media vuelta y se acercó a él.
-Mu... muchas gracias Itachi-san, todo estaba muy delicioso, te lo agradezco desde el fondo de mi corazón
Itachi se levantó y se giró. Sakura solo veía que se pasaba las manos por el rostro y su cabello.
-Itachi- susurró -sólo llámame Itachi- la chica escuchó y la verdad agregó el san para que en un futuro él tuviese más consideración con ella, quizá logre cambiar algo en el futuro y no tenga que volver, pero aun así se sentía algo pesado en su corazón y en la garganta al volver a decir su nombre sin honoríficos, a pedido de él.
-Muchas gracias...- hizo una pequeña pausa y el chico se dio la vuelta para mirarla a los ojos, lo que la hizo poner más nerviosa y su rostro tomar un color carmesí. Miró hacia abajo y pronunció en un casi inaudible susurro -Itachi
Salió rápidamente del lugar y corrió hacia el campo de entrenamiento.
Rogó al cielo que el motivo por el que su corazón latía como un loco, fuese porque estaba corriendo a toda velocidad y que se sumaba a que aun estaba cansada por el entrenamiento de la mañana.
No, no puede ser por Itachi.
No puede ser por ver sus mejillas sonrosadas y su sonrisa cuando escuchó su nombre.