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La vi marcharse y con ella mi vida se fue, mi mejor amiga, mi mano derecha, mi amor de la infancia, simplemente se había ido, mire a los padres de Denis, ambos lloraban, les sonreí y ellos a mi, los abracé, ellos también habían sido mis padres, ex...

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La vi marcharse y con ella mi vida se fue, mi mejor amiga, mi mano derecha, mi amor de la infancia, simplemente se había ido, mire a los padres de Denis, ambos lloraban, les sonreí y ellos a mi, los abracé, ellos también habían sido mis padres, extendí mi mano para que Emily la agarrara cosa que hizo y los cuatro nos dirigimos hasta la salida, nos despedimos, sin antes decirles que iría una vez a la semana a ver cómo sé hallaban, ellos me agradecieron, cumpliría mi promesa.

Me subí a mi motocicleta y Emily me abrazo subiéndose atrás mío, anduvimos por la ruta hasta llegar a nuestro apartamento, Emily subió y se fue a su cuarto, yo hice lo mismo.

Camine por mi dormitorio hasta tirarme arriba de mi cama, mire a mi izquierda viendo las fotos que allí se encontraban, en una estaba yo sosteniendo a Emily recién nacida, yo era muy pequeño apenas tenía 7años, éramos felices, aún no conocía a las gemelas, pero las conocería unos meses más tarde, ellas vieron crecer a mi hermana, no me había percatado de ese detalle, era asombroso y desgarrador pensar que conocía a las personas que más amaba desde muy joven, se sentía inexplicable.

Mire el techo, aunque dentro mío sentía un profundo dolor por la ida de ambas chicas tenía que salir adelante no solo por mi, también por Em, había decidido hacerme responsable de ella, mis padres estaban haciendo el papeleo para divorciarse, solo era cuestión de tiempo a que Emily quedara a mi cargo, tendría que estudiar, trabajar y cuidarla, había sacrificado varías cosas por eso, una de ellas era jugar al basquetbol, desde que tengo memoria jugaba, gane medallas y trofeos pero debía dejar mi amor a el deporte por el bien de mi hermana.

Me levante de mi cama dispuesto a hacer el almuerzo, debíamos estar con energía, mañana comenzaba mi nueva vida y estaba seguro de que no iba a ser fácil, fui a la cocina para preparar dos milanesas, con una ensalada, una comida fácil y rápida, puse la mesa, pensar que cuando era más chico tenía que poner cuatro lugares, borre ese pensamiento, no iba a deprimirme este día, camine hasta el cuarto de Em y toque la puerta.

-¡Pasa! - gritó desde dentro, habría un poco la puerta dejándola ver acostada arriba de su cama con su celular.

-Ya está la comida- dije sonriente, ella me devolvió la sonrisa para luego levantarse eh ir tras mío.

Nos sentamos en la mesa devorando lo que había cocinado, había un silencio incómodo, solo se sentían los cubiertos, Em miraba fijamente el plató mientras que yo la miraba a ella.

-¿Pasa algo?- Me anime a preguntar

-Mañana comienza nuestra nueva vida... Mamá me llamo, el divorcio ya fue firmado por ambos, oficialmente quedo a tu cuidado, dijo que pasaría esta tarde para dejarme algunas cosas y para hablar con vos.

Suspiré mirándola, se le notaba triste pero ambos sabíamos que era lo mejor, nuestros padres no habían sido los mejores pero siempre nos habíamos tenido uno al otro para cuidarnos.

-Bueno hay que festejar que ya estás a mi cuidado - sonreí- ¿noche de películas?- pregunté, Em sonrió

-Siempre y cuando yo elija la película - dijo terminando de comer

-Me parece justo- exclamé levantándome para llevar los platos al fregadero

-Espera te ayudo...

Emily quiso fregar a lo cual agradecí, yo limpie la mesa y ordene la loza cuando estuvo seca, Em volvió a su cuarto en cambio yo me quede en la sala leyendo un libro que me había prestado Denis, este se titulaba "Mr. Mercedes" era de un escritor muy famoso Stephen King o como algunos lo llamaban el rey del terror.

El tiempo pasó entre las páginas del libro y aunque era muy interesante la trama de este en mi mente circulaba una sola pregunta ¿como estaría Denis? Quise llamarla pero no sabía si ya habría llegado, solté el libro marcando la página en la que había quedado, más tarde lo terminaría, el timbre de el apartamento sonó, dejándome saber que mi madre había llegado, abrí la puerta, dejando ver a la mujer que me había dado la vida, ella era más baja que yo, su pelo era marrón como el mío y tenía ojos marrones miel, la piel de su rostro dejaba ver algunas arrugas pero no era tan mayor pues recién tenía unos 35 años, pues si mi padre había embarazado a su novia de la adolescencia ambos tenían 16 años cuando nací y aunque me amaran me habían dejado muy claro que les había arruinado la vida, en sus brazos cargaba una caja supuse que eran las cosas que traía para Emily, la tomé sin decirle nada ella simplemente me sonrió y se adentró en la casa.

-Tobías no ignores a tu madre- dijo

-¿Que es lo que quieres?

-Hablar sobre Emily, ella está bajo tu cuidado de ahora en más y...

-Ahórrate la preocupación. Ambos sabemos que te estoy haciendo un favor, al fin podrás vivir sin que ningún niño te arruine -dije lo más seco posible, noté como su mirada reflejaba dolor pero sabía que no era lo que realmente sentía

-Emily va a comenzar la adolescencia, debes guiarla por el buen camino esta situación podría ser difícil para ella- dijo desviando su mirada de la mía

-Esta en su cuarto por si quieres verla- dije ella asintió y desapareció de mi vista, suspiré nunca entendería a esa mujer.

Llegó la noche, mi madre se fue luego de ver una película con nosotros, Emily estaba feliz por compartir ese momento con ella pero yo estaba enojado, la conocía muy bien para saber que ese momento era una despedida indirecta, no la volveríamos a ver en mucho tiempo y aunque me ponía feliz no tener que sopórtala no sabía cómo reaccionaría Em.

La noche pasó y a en la madrugada tuve que ir a trabajar, claramente le dejé una nota a Em, aunque ella iría al colegio y volvería de este antes de que yo llegara a casa, me preocupaba que nada malo le pasara, el trabajo era aburrido a estar horas de la mañana, era cajero en un café del centro.

La mañana estaba tranquila, no había casi nadie así que estaba con mi celular sin darle importe a nada, sentí la campanilla de la puerta, levante mi vista fijándola en la mujer que tenía enfrente, era pelirroja y sus ojos eran marrones casi negros, era alta con una buena figura y una sonrisa que desarmaba a cualquier hombre.

-Hola, me gustaría un café frío- dijo con una voz melodiosa, yo sonreí

-Claro.

Hice el café y se lo entregue, ella me pagó y me sonrió, quedándose en la barra al lado de la caja, mientras se tomaba el café.

-Perdona, Tobías - dijo mirando la placa que llevaba mi nombre

-¿Si?

-¿Podrías darme tu número?- preguntó mirándome a los ojos por lo cual no me pude negar.

-¿Podrías darme tu número?- preguntó mirándome a los ojos por lo cual no me pude negar

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