No Fue Mi Intención - FATE: la Saga Winx (Sky De Eraklion)

capítulo 5: quemado

- Sky, si no te importa, me gustaría quedarme un rato.

- claro - él también detuvo su paso.

- sola - dije con una mueca, no quería que pensara que no me gustaba su compañía, solo necesitaba pensar en silencio.

- eh, vale, pero no te alejes y... no cruces la barrera, puede ser peligroso. Nos vemos Ángel - se despidió y se marchó caminando.

Espera. Espera, espera, espera, ¿Ángel? ¿Cómo que Ángel? ¿Cómo sabe...?

- ¡Sky, puedo explicarlo! - grité preocupada de que se enfadara por mentirle a la cara.

- ¡Tranquila! ¡Esta bien! - le escuché gritar, suspiré tranquila.

Me tiré alrededor de 20 minutos caminando en círculos grandes, rodeando el campo de entrenamiento mientras observaba todo lo que usaría en un futuro.
Había 4 tarimas para luchar, sacos de boxeo colgados de barras de hierro, barriles llenos de bastones alargados y espadas de mentira hechas de madera también...

No sé en qué momento me desvíe del camino, caminé en dirección recta hasta encontrarme frente a frente con la barrera que me separaba del bosque.

Al mirar hacia la derecha vi a una chica pelirroja cruzar la barrera y desaparecer entre la maleza del bosque.

Fruncí el ceño, creí que era peligroso salir de la barrera. Lo medité bastante pero acabé siguiendo a la chica, pero llegué muy tarde y no la encontré, me guié un poco por las huellas que había dejado en el barro, llegué hasta un cementerio, viejo y abandonado, había una pequeña cabaña de piedra, tenía una puerta, estaba abierta y no se escuchaba ningún ruido ni dentro ni fuera.

Crucé la puerta, habían pequeñas luces que casi no iluminaban el lugar, encima de la puerta por la que había entrado había un letrero con la palabra "Exit". No vi a la pelirroja, avancé hasta una pequeña habitación, encendí la luz. Había un colchón viejo tirado en el suelo, un pequeño corcho pegado en la pared, en él habían varias fotos, me fijé en una, era la chica pelirroja que había visto cruzar la barrera, estaba entre medias de dos personas, una mujer rubia y un hombre con el pelo ya canosos, supongo que serían sus padres. Además de fotos habían papelitos con notas, en la otra pared, había un mueble viejo con algunos libros encima y hojas tiradas por todos lados.

Me quedé mirando todo pero no toqué nada, por miedo a poder romperlo, era como si estuviera en un pequeño museo del primer mundo.

Escuché como la puerta por la que antes había entrado chirriaba, dando a entender que alguien había pasado, salí de la pequeña habitación pensando que sería la chica pelirroja que había vuelto de donde quiera que hubiese ido. Pero no fue así. Volví a meterme en la habitación, cerré la puerta y me agaché cubriéndome la boca por instinto.

No se lo que era, pero no era humano, era más alto, sus extremidades eran más alargadas y acabadas en puntas, donde debería estar la piel solo había carbón, muy negro, chamuscado, abrasado, carbonizado,...

Esperé unos segundos cuando la puerta de la habitación de abrió. Juro que casi me cargó a la pelirroja del susto que me dio.

- ¿Y tú quién eres? - dijo con el ceño fruncido, pero no parecía enfadada de que estuviera en un lugar que posiblemente para ella era importante, parecía extrañada y sorprendida.

- eh, Tali - dije algo nerviosa - yo también voy a Alfea - añadí con una sonrisa nerviosa.

- ¿Que haces aquí? - dijo confiada, pasó y se sentó a mi lado, pero ella sobre el colchón del suelo, yo estaba directamente en el suelo.

- me dijeron que es peligroso salir de la barrera, te seguí para decírtelo y que volvieras - dije sincera.

- bueno, pues ya podemos volver - dijo poniéndose de nuevo de pie y sacudiéndose los pantalones.

- ¿No hay nada más ahí afuera? - dije asustada e insegura, ella me miró con el ceño fruncido otra vez.

- mmmm... N - no termino de negar cuando se escuchó otro ruido en el exterior de la habitación. La pelirroja se asomó a la ventana, luego se tiró al suelo con la misma que cara que tenía yo hace unos segundos. - ¿Que es eso? - susurró alterada.

- no lo sé - dije de la misma manera.

Esperamos unos segundos en silencio, la chica intentó volver a asomarse pero justo en el momento en que se estiró hacia arriba, la ventana de cristal que nos separaba de aquella cosa se rompió en mil pedazos y el brazo del bicho intentó atacar a la pelirroja. Yo me eché hacia atrás y me arrastré hacia la puerta de la habitación mientras notaba como los pequeños cristales se me clavaban en el brazo y en la palma de las manos.

Como pude abrí la puerta, noté como algo me agarraba la pierna, di una patada al aire y salí corriendo de la habitación.

Cuando volví a girarme no vi al monstruo por ninguna parte, pero tampoco a la pelirroja. La puerta con el cartel de "Exit" se abrió del todo de golpe y en ella apareció la directora Farah, en ese momento la pelirroja apareció por un agujero y detrás de ella el bicho carbonizado.

- las dos fuera, ya, no miréis atrás - dijo sería mientras avanzaba al centro de la nave, obedecí y salí corriendo junto a la otra chica.

Me tropecé con una piedra del bosque y caí al suelo justo enfrente de la puerta, la cual se cerró segundos después. Respiré hondo al saber que ya estaba a salvo.

- ¡Bloom! ¡Menos mal que estás bien! - escuché un grupo de voces femeninas encima mia, no hice caso, intenté levantarme pero al hacerlo volví a caer al suelo, no sentía las piernas del cansancio que tenía.

- necesito ayuda - susurré, pero no me escucharon, estaban muy metidas en la conversación que mantenían. - por favor... Alguien... ¡Hey! - terminé gritando, todas se quedaron en silencio mirándome.

- ¿Ángel? - escuché la voz de mi hermana.

- yo también me alegro de verte, ¿Me ayudas? - dije borde, no tarde en sentir sus brazos alzando me, noté otro par más, era la chica pelirroja, que al parecer se llamaba Bloom.

- ¿Que haces aquí? ¿Estás bien? - dijo preocupada.

- ¿Tú que crees? - dije a la vez que empezábamos a andar, yo cojeaba evidentemente, vi como Musa ponía sus ojos morados, yo rodé los míos. Escuché sus quejidos al sentir el dolor que yo sentía.

- tenemos que llevarte a la enfermería - dijo una chica que estaba delante nuestra, juraría que era la misma que había casi ahorcado a Riven.

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Well, well, well.

Chan, Chan, pachan.