La vida de Víctor es monótona desde que su madre murió: ir al colegio, ayudar en la farmacia de su padre, ir a la iglesia los domigos, borrar su historial de internet... siempre hay que borrar el historial de internet si no quieres que las personas...
Lo recuerdo bien porque en mi família solo vamos a la iglesia local el día Domingo.
Nunca vamos otro día y no faltamos ese día, ni siquiera cuándo mi madre murió, y sé que todos sabían que las lágrimas en mis ojos no eran precisamente por el Espíritu Santo...
La única que ha roto la tradición es mi hermana, ya que está haciendo sus turnos en el hospital local para poder graduarse y por fin ser una doctora, pero cuándo está en casa, y es domingo, va a la iglesia junto con nosotros aunque ni siquiera se molesta en disimular que está dormida durante la prédica, justo como ese domingo en específico que la vi por primera vez.
Vivimos en un pueblo. No es ni muy grande ni muy chico, aún así cuando hay un rostro nuevo salta a la vista y rápidamente es el centro de atención. Esta vez era una familia pelinegra, resaltaban bastante entre tantos rubio así que no fue difícil encontrarlos; eran tres: Padre, Madre e hija. Esa vez estaban sentados detrás de mi familia, así que podía ver a los nuevos de reojo, y mientras miraba a la niña nueva de reojo... también presentí que esas lágrimas no eran precisamente por el Espíritu Santo...
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