Capítulo 17: Primeras veces

5K 510 277
                                    


Estoy agotada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estoy agotada.

La semana pasada me hicieron los exámenes necesarios para controlar mi estado de salud y así poder elegir un tratamiento adecuado. El doctor Martin dijo que la quimioterapia era la mejor opción. Le explicó a papá que usarían altas dosis para destruir las células leucémicas de mi médula ósea. Es un procedimiento invasivo, pero es lo que necesito para mi tipo de cáncer. Tengo leucemia linfoblástica aguda, lo que significa que el crecimiento de mis linfoblastos es anormal, provocando que no evolucionen a linfocitos maduros y sean incapaces de defenderme ante posibles infecciones. Llegando a ocasionar anemia por la falta de glóbulos rojos. Además que progresa a gran velocidad.

Nunca había aprendido tanta información como ahora. Podría sacarme un diez en biología.

Los ciclos duran de cuatro a seis semanas. El mío será un ciclo de cinco semanas, en el que antes de cada sesión me tomarán muestras de sangre. Espléndido. 

Hubiera sido horrible que tuvieran que pincharme cada vez para eso. Mi miedo a las agujas y yo no lo habríamos soportado.

Es por esa razón que el doctor pensó que sería mejor colocarme un Port-a-Cath. Es un pequeño dispositivo que da un acceso permanente al torrente sanguíneo, permitiendo administrar la quimioterapia y extraer muestras de sangre. Además que la combinación de medicamentos resultarían abrasivos con las venas de mis brazos.

Tuve que faltar ayer y hoy a clases por la cirugía. No llevó demasiado tiempo, pero la anestesia y el dolor impidieron moverme por el resto del día.

Es una locura. En un momento de mi vida estaba bien y al otro estoy por recibir drogas que dañarán mi cuerpo. Tendré tratamientos antes, durante y después. Todo para asegurar mi recuperación.

Hoy será la primera sesión.

¿Estoy nerviosa? Para nada, solo terriblemente asustada. Y los nuevos hematomas no me ayudan a calmarme. Tengo dos cerca del hombro. Son pequeños, casi imperceptibles.

El cansancio físico sigue ahí, a veces más a veces menos. El doctor Martin dijo que podría aumentar, al igual que el dolor de huesos. Me preocupa no poder soportarlo. Por el momento no es tan fuerte, pero con el paso del tiempo empeorará y bueno, no sé si estoy lista.

La verdad no me siento lista para nada.

Tal vez lo estuviera si mis amigos me acompañaran. Después de ir a Brishburg me di cuenta de algo: Los estoy arrastrando conmigo. No habríamos tenido que ir allá si no me hubiera comportado distante con ellos. Los preocupé y no quiero eso. No quiero que pasen su día pensando en cómo estoy. Tienen su propia vida y no pueden estar al pendiente de la mía todo el tiempo. Es como si la enfermedad atacara a todos, no solo a mí.

Y comportarme distante con ellos no ha sido buena opción. Juro que no fue mi intención, ni siquiera justificaré mi comportamiento con un «Estaba irritada» porque no es correcto. Tener un mal día no me da derecho a tratar mal a los demás. Lo sé, pero aun así lo hice. Ni estar con Summer me alegraba, mucho menos jugar con Kira. La pobre perrita no tenía la culpa de mi decaimiento.

Mi último deseo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora