Capitulo III

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Si había algo característico de Palmur era los cambios de climas repentinos. Había llegado a la Universidad justo cuando una lluvia con fuertes vientos cubrió a Palmur.

Era difícil caminar por los pasillos ya que estos estaban llenos de estudiantes. Caminaba como podía hacía la clase de Literatura, ya iba unos 2 minutos tarde gracias a la dificultad que era caminar.

Al llegar al salón sentí un alivio al ver que la Maestra no llegaba aún, me senté en uno de los asientos del frente. El salón estaba lleno en pocos segundos, a mi lado se sentó un chico con varias facetas femeninas, se podía notar que tenía muchos tatuajes, la mayor parte escondidos por la camiseta y la chaqueta que llevaba.

─ ¿Ya terminaste? ─ es chica. ─ Es que me incomoda tu mirada.

Me gire a ver el libro que tenía en mano, tratando de ocultar mi vergüenza. Me había pillado mirándole, cuando sentí su mirada fría en mí, mi cuerpo se estremeció.

Prestar atención a lo que decía la maestra era casi imposible, estaba nerviosa porque la chica seguía a mi lado mirándome, no quería voltear a verle y toparme con sus ojos llenos de frialdad.

Cuando la maestra dio por terminada la clase, no dude ni un segundo en salir corriendo del salón. Pare de correr cuando mi cuerpo se impactó con la espalda de alguien.

─ ¡Lo siento mucho! ─ levante mis libros sin mirar a la persona que tenía en frente.

─ No puedes chocar con alguien y pedir disculpas. ─ Alcé mi cabeza un poco confundida, su voz me sonaba conocida. ─ Ser amable no es bueno aquí.

Me levante para verle mejor, pero al instante en que lo hice él se dio vuelta y siguió su camino.

No pude ver su rostro bien.

¿Por qué su voz me parece conocida?

Seguí el rumbo a mi otra clase, el salón estaba del otro lado del campus, por lo que tenía que salir a la lluvia, ya que no traía paraguas conmigo.

Varios estudiantes cruzaban el prado con su paraguas o con prendas impermeables, mientras que yo me preparaba para correr por el lugar.

Corrí con pasos firmes por el prado, mis zapatos se habían llenado de lodo al igual que la parte final de mis pantalones. No estaba tan mojada, pero si lo suficiente como para que lo notasen.

Entre al salón con la cabeza abajo, me senté en unos de los últimos asientos, estaban casi ocultos de la vista de todos.

Justo cuando puse mis libros en la mesa, una figura paso a mi lado sentándose en el asiento vacío. Era aquella chica, al igual que yo estaba algo mojada, su cabello caía por su frente casi tapándole la vista; mire por todo el lugar tratando de encontrar un asiento vacío, pero lamentablemente no había ninguno.

No sabía si era una simple coincidencia o me seguía. Está a mi lado, sin libros en la mesa, solo miraba su teléfono sin importarle escuchar lo que el maestro decía.

Al acabar la clase, fui hacia la cafetería a comer algo, mi estómago crujía del hambre.

Me senté a disfrutar de la comida del lugar. Alguien se sentó frente a mí, no necesite subir la mirada para saber quién era, sus manos cubiertas de tatuajes me hicieron identificarla.

─ ¿Me estas siguiendo? ─ Alce la cabeza para mirarle, un suspiro detrás de una sonrisa se reflejó en su rostro. ─ Aquí hay muchos lugares en los que puedes estar.

─ No eres tan interesante para llamar mi atención. ─ Se llevó una papa frita a la boca. ─Pero le interesas a las órdenes, eso me basta para estar cerca de ti.

Sweet DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora