Palabras.
Estoy rodeada de miles de palabras. Tal vez,millones.
Catedral. Mayonesa. Naranja.
Mississipi. Napolitano. Hipopótamo.
Sedoso. Terrorífico. Iridiscente.
Cosquilleo. Estornudo. Deseo. Preocupación.
Las palabras siempre se arremolinaron a mi alrededor como copos de nieve. Frágiles y distintas, se derretían intactas entre mis manos.
En lo más profundo de mi ser, las palabras se amontonan en montañas enormes formando fraces, ideas conectadas entre sí, expresiones inteligentes, bromas y canciones de amor.
Desde muy pequeña -debia tener unos pocos meses de edad-, las palabras fueron obsequios dulces y líquidos que bebía como si se tratara de limonada. Casi podia saborearlas. Le daban sustancia al desorden en que se movían mis pensamientos y sentimientos. Mis padres siempre me rodearon de conversaciones: charlaban, murmuraban, verbalizaban y vocalizaban. Papáme cantaba y mamá me susurraba sus palabras de aliento al oído.
Y yo absorbía y recordaba todas esas palabras que me decían cuando se dirigían a mí o hablaban hacerca de mí. Una por una.
No tengo idea de cómo desentrañé el complicado proceso de la formación de las palabras y del pensamiento, pero ocurrió rápida y naturalmente. Para cuando tuve dos años, todos mis recuerdos poseían palabras y todas mis palabras tenían significado.
Pero solo dentro de mi cabeza.
Tengo casi once años y nunca pronuncié una sola palabra.
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Fuera de mí
Teen FictionMelody es la más inteligente de toda la escuela... pero nadie lo sabe. Su memoria y capacidad son increíbles. La mayoría de la gente -maestros y médicos incluidos- cree que es medio retardada, y asiste a un aula especial donde le repiten el abecedar...