-¡Finalmente! -Exclamó Jirni. Ebert Cailon había logrado impresionarla. Herirlo o amenazarlo había sido inútil hasta ese momento. Era la primera vez que emitía un sonido real.
» Aparte de romperse las uñas, se supone que los nobles no deben tener noción del dolor. Es lo que los hace tan fácil de interrogar. Ahora tenemos algo en lo que trabajar. -Quitó la aguja encantada de diez centímetros imbuida de su magia de luz.
El dolor desapareció, dejando sólo un pequeño hilo de sangre.
-¿Qué fue eso? -Duke Cailon preguntó mientras jadeaba por aire.
-Un conjunto de nervios en el músculo deltoides.
-Haz lo peor que puedas, bruja. -Respondió mientras apretaba los dientes-. Si ya estoy muerto, no tengo nada que perder. ¡Puedes hacerme gritar, pero no voy a traicionar a mis camaradas!
-¿Camaradas? Esto significa que son tus amigos del ejército. -Ella rió.
Eberst se mordió la lengua con desesperación. Entonces, todo se descarriló.
-En cuanto a no tener nada que perder, no estoy de acuerdo. -Ella le mostró su amuleto de comunicación mientras presionaba una runa de contacto demasiado familiar.
-¡Esa es la runa de mi hijo! ¿Cómo la conseguiste? -El Duque Cailon se puso pálido.
-¿Papá? -Una voz infantil salió del amuleto.
» ¿Eres tú? ¿Está todo bien, papá?
Jirni presionó la runa por segunda vez, finalizando la llamada.
-Puedes hablar ahora, o puedo hacer que tu hijo asista a nuestra próxima sesión. Todo depende de ti. -Ella sonrió suavemente, consciente de que su presa estaba herida de muerte.
-¡Eres un monstruo! -Ebert saltó de la silla tratando de derribarla. Mantuvo su único brazo en alto para proteger sus signos vitales, como le había enseñado el ejército.
Jirni ejecutó una patada baja en respuesta. La punta de acero de su bota golpeó el costado de su rótula izquierda, rompiendo el equilibrio y la articulación de la rodilla de Ebert a la vez. Antes de que pudiera caer al suelo, ella le dio un cabezazo al Duque Cailon en la nariz y lo volvió a colocar en la silla.
Su mano derecha se movió como una serpiente, golpeando un nervio en la parte posterior del cuello con su dedo índice y medio. El dolor golpeó como una onda de choque, haciendo que Ebert se olvidara por un segundo de su articulación rota.
-Ebert, empieza a decirme algo que no sé. De lo contrario, te mostraré lo que es un verdadero monstruo.
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Mago Supremo: Volúmenes 4 y 5
FantasíaDerek McCoy era un hombre que desde una corta edad tuvo que enfrentar muchas adversidades. Constantemente forzado a conformarse con sobrevivir en lugar de vivir, finalmente había encontrado su lugar en el mundo, hasta que todo le fue arrebatado una...