DROWNING

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Advertencia: Si sois muy sensibles, no os recomiendo leer este relato corto.

Número de palabras: 280

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Abrí los ojos lentamente. Veía destellos de luz blanca que desaparecían a los pocos segundos de entrar en mi campo de visión. 

Cuando mi vista se aclaró por fin, visualicé de nuevo aquella sala blanca. Cuatro paredes del color del algodón me rodeaban, y solo había eso. Ningún mueble, ni nada para comer. Nada, a excepción de un cuerpo que levitaba justo en el centro de la habitación. Era una muchacha castaña, que tan solo vestía un camisón blanco y parecía no estar consciente. 

La observé durante unos segundos, y de golpe, abrió los ojos levemente. Después de ese acto, abrió la boca, en busca de aire. Sentí entonces una sensación abrumante y de ahogo en mi interior. No podía respirar. El aire no estaba entrando en mis pulmones, en cambio sentía como un líquido espeso subía por mi garganta y arrasaba todo a su paso. Cada vez veía menos nítida la sala. Mi vista se nublaba y algunas lágrimas resbalaban por mis mejillas a medida que la sensación de ahogo crecía. Luchaba por conseguir algo de oxigeno, pero resultaba imposible. Mi cuerpo se debilitaba, y tan solo podía ver como la chica se zarandeaba ligeramente. No podía moverme. Sentía la vida abandonar mi cuerpo, pero no había nada que yo pudiese hacer. 

Observé a la desconocida, y me fijé en que una gota de algo parecido a la gasolina resbalaba de la comisura de sus labios. 

Cerraba los ojos para esperar el momento de mi muerte cuando me percaté de que la desconocida no era en realidad desconocida. Era yo.

Y en el momento en el que moría, desperté de aquella pesadilla que perturbaba mi sueño desde hacía varias semanas.

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