56- El sol, la luna y la verdad

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Hiromi:

—¡Shinichi! —grité, saliendo del portal.

—Primero hay que buscarlo, no gritar su nombre al instante—me regañó Seijun, antes de mirar alrededor—¿Dónde estamos?

Nos encontramos en un salón. El lugar tenía dos sofás y una tele encendida. No tuve tiempo de mirar los cuadros en la pared para ver quien era que al instante una persona salió de la cocina.

Shinichi tenía un vaso de leche en su mano izquierda, mientras que en la derecha agarraba un plato con pastel del chocolate. Al instante el chico nos notó, ya que dejó de caminar, mirándonos con el ceño fruncido.

—¡Parece que caímos en medio de su salón! —exclamé, emocionado—¡Eso es increíble!

—¿Puedo saber que hacen en mi salón? —preguntó Shinichi, dejando su comida encima de la mesa y mirándonos con confusión.

—¡Necesitamos tu ayude! —le pidió Seijun—Necesitamos saber que pasó cuando Hiromi tenía 2 años.

—¡Wow, eso es muy... especifico! —susurró el capitán, antes de suspirar—¿Tan importante es? Tengo hambre.

—¡Es algo de vida o muerte! —aseguró Seijun—Solo intenta no matar a Hiromi de tanto dolor.

Shinichi rodó los ojos, antes de empezar a empujarme hacia la salida. Cuando salimos de casa, el chico miró alrededor, antes de señalar un lugar donde había mucho sol.

—Necesito que estés en un lugar soleado y que me mires a los ojos—me recordó—Intentaré hacerlo rápido y que no duela mucho.

Asentí, antes de pararme con determinación. Sabía que Ken era inocente, pero necesitaba asegurarme aun más. Levanté la mirada y mis ojos se encontraron con los de Shinichi, el cual me miraba con una ceja levantada. Al instante, un enorme dolor me invadió.

Era peor que ser apuñalado mil veces. Sentía mi cuerpo entero quemarme, mientras que poco a poco la respiración se me hacía más complicada. Apreté los dientes y intenté no quejarme, lo que era complicado ya que el dolor era tan real que era confuso y sorprendente.

Sin previo aviso, dejé de ver a Shinichi y a Seijun. En vez de eso, muchas imágenes y escenas empezaron a pasar frente a mis ojos. Durante un segundo vi dos caras completamente desconocidas, y sentí aun más dolor al darme cuenta de que seguramente eran mis padres, los cuales me habían abandonado.

Un segundo después, un joven adulto se arrodillaba a mi lado y sentía como alguien me agarraba en sus brazos. Otro segundo después, me vi escondido en el cuarto que me había dado el capitán general, esperando a que termine para que vuelva a jugar conmigo.

Muchas más fotos viajaron con extrema rapidez frente a mí, que era muy complicado acordarme de que pasó en cada escena: Seijun entrenando, nosotros volviéndonos amigos, yo haciéndome amigo de Hagane, Gin y Testu, los oficiales trayendo a Sao para ejecutarlo, los chicos llegando a salvarlo, Jack apareciendo, atacando la cuidad y como lo derrotábamos.

Mi cuerpo no dejaba de arder mientras miraba una a una esas escenas. Lo peor era que no deseaba ver esas escenas, más bien en la cual tenía dos años, para descubrir que pasó exactamente. Pero aun así lo único que había conseguido era una imagen de Ken, más joven, arrodillándose para tomarme en sus brazos y adoptarme.

De repente, me sentí caer, antes de encontrarme en el suelo, boca abajo. Seijun corrió y me ayudó a sentarme, al mismo tiempo que Shinichi se quedaba lejos, mirando todo la escena con la boca abierta. Me puse de pie, y después de tranquilizar a Seijun, me tambaleé, llegando al lado de Shinichi.

La Aventura del Zodiaco [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora