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GᖇEᑕᗩᗷO

☆ﾟ.*･｡ﾟsolo quiero escuchar tu risa una vez más☆ﾟ.*･｡ﾟ

Hace tiempo que no sabia de el, se había esfumado como si nada y lo peor que sus superiores tambien no sabia donde estaba ni menos si estaba vivo o no, lo único que recuerda de el es esa hermosa risa de aquel rubio de ojos claros la cual hacia que su día no fuera tan tedioso como de costumbre, lo único que quería era verle reír nuevamente. Pocas personas sabian que el contrario no tenia pareja ya que se habían volvió muy buenos amigos en tan poco tiempo, a el contrario de todos en comisaría que pensaban sobre Gustabo teniendo una relación con aquel "viejo decrépito" cómo les dirían algunos a el superintendente Jack Conway.

Greco camino hacia la casa de Gustabo con un ramo de flores ¿no era muy cursi para Greco? No, estaba dispuesto a decirle lo que sentía por el, a el cabo de un rato llego a la casa del contrario sin problemas sabia donde quedaba perfectamente ya que con el tiempo se había memorizado el camino después de tantas borracheras juntos como no lo iba a saber.

Greco tocó la puerta. . .

Nada

Volvió a tocar

Nada nuevamente

Y una última vez tocó la puerta

Nada. . .¿oh sí?

Derrepente salió una señorita bastante alta de pelo negro ojos verdes y una piel extremadamente blanca, de inmediato Greco escondio aquellas rosas en su espalda para preguntarle a esa chica -Disculpe señorita por molestar pero, ¿Se encuentra Gustabo García?- la chica simplemente le quedó mirando extrañada para negar con su cabeza lentamente y sin dudar de responderle -¿Gustabo Garcia?, ¿aquel chico rubio?- Greco simplemente asintió con la esperanza de que supiera en qué lugar se encontraba -lo lamento Gustabo me vendió está casa hace un par de semanas-. Greco no sabía cómo sentirse. . . Había tenido el valor de ir hacia su casa o bien a su antigua casa a declararse se había preparado por bastante tiempo, pero bueno tal vez esa chica sepa algo Greco le volvió a mirar a los ojos -¿Sabe donde puedo encontrarlo?- la chica se quedó unos segundos en silencio para entrar a su casa y sacar un papelito con un número entregándolo a Greco -no tengo idea pero este es su número por si lo necesitas llamar- el contrario tomo este papel y le agradeció infinitamente.

Camino durante un tiempo para sentarse en uno de los bancos que estaban reiteradamente cerca de la playa así llamar varias veces a el número el cual le había pasó la chica pelinegra. Pasaron las horas y nada, tiraba a buzón de voz, Greco se dio por vencido jamás prodia encontrarlo otra vez ni decirle lo mucho que lo amo. . . tiro aquel ramo de rosas rojas bastante lindas a un simple basurero, como le gustaria que quel rubio tubiera en sus manos las rosas.

GᖇEᑕᗩᗷO

☆ﾟ.*･｡ﾟsolo quiero escuchar tu risa una vez más☆ﾟ.*･｡