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Despertó la castaña en la oscuridad, sin dejar de pensar en el pelinegro. Estaba sola en su habitación, tocando su almohada y oliendo el aroma de Jorge, el cual permanecía ahí. Dos semanas lejos, dos semanas separados. Jorge la había dejado, amaba a otra persona.
-Jorge.-Susurró al ver su rostro frente a ella.-Estaba alucinando, Jorge nunca estuvo ahí.-¿Por qué?-La castaña se levantó sollozando.-¿Por qué aún siento que estás aquí?-Decidió levantarse y enviarle un mensaje, aunque él nunca le contestaría.
"Todo mi cuerpo te extraña. Te amo Jorge"
Danna aventó su celular y comenzó a llorar. Se fue hacia el balcón mirando hacia la luna. Danna sentía que se volvía loca, juraba ver la sombra de Jorge en la luna, cuando su memoria alumbraba.
-Me estoy volviendo loca, no puedo más.
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-Hola Danna.-Saludó Georgina.
-Hola Georgina.
-Oye, hum quisiera presentarte a alguien.
-¿A quién?
-Joe.-Él sonrió y se acercó a la chica.
-Hola Danna.
-Hola.-Le sonrió. A pesar de saber que era el ex de Camilla, la nueva novia de Jorge a la castaña le gustaba. ¿Cómo no? Era bastante guapo.
-¿Y si salimos?-Danna dudó, pero aceptó.-Está noche pasó por ti.
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El moreno decidió llevarla a un restaurante, elegante y muy sofisticado en la ciudad de Madrid.
-Gracias por traerme Joe.-Sonrió la castaña sentándose en una de las sillas.
-No hay de que hermosa.-Le sonrió. La castaña se sentía algo nerviosa, al pensar sin querer en el pelinegro.
Conversaron, comieron y rieron. Dando por terminada su vela el chico se despidió con un beso en los labios de la castaña haciéndola sonreír. Danna subió las escaleras, entró a su habitación y comenzó a desvestirse. Odiaba las noches, pensar, llorar y eso era lo que menos quería, necesitaba olvidarlo. Salió del baño, llevándose un gran susto al ver a Jorge.
-¿Qué haces aquí?-Fue lo único que pudo decir.
-¿Por qué saliste con Joe?-El pelinegro estaba celoso, si lo estaba. A pesar de haberla dejado por Camilla no podía olvidarla.
-Porque quise.-La castaña se sentó en su cama.-Tengo derecho de rehacer mi vida.-El pelinegro se puso sobre ella, le tomó las mejillas con fuerza y habló.
-¿Entonces para que me escribiste que me necesitabas? Que me amabas, ¿para qué?-Acercó su rostro con el de la castaña. Sus respiraciones se mezclaban, mientras que el pecho de la chica subía y bajaba.
-Anoche tomé, no sabía lo que hacía.-Ella mentía, claro que lo hacía. A Jorge nadie lo podía engañar.
-No sabes mentir chiquita.-Esa palabra Danna la odiaba, Jorge a cada instante le decía así y ahora que lo hizo la hacia sentir más tonta.
-Suéltame Jorge.-Pidió.
-Ya están desgastadas todas las palabras.-La castaña lo empujó un poco.-Te pido perdón por la estupidez que te dije anoche, eso nunca debió pasar.-El pelinegro la tomó del brazos haciéndola girar.
-Aún me amas.-Él afirmó.-Eso no es una estupidez.
-¡Claro que es una estupidez!-Dijo Danna casi en un grito.-Tú no me amas, estás con alguien más y yo sigo aquí.-Calló.-Esperando por algo que nunca sucederá.-Él sin embargo la tomó de la cintura y comenzó a besarla. Danna como una tonta enamorada lo siguió.
-Danna.-Susurró luego de separarse.- Lo que queda entre tú y yo no le alcanza al corazón.-Dijo tocando la mejilla de la castaña, ella no dijo nada.-Siempre serás lo más lindo que en mi vida haya pasado. Desde mi pecho suena tu recuerdo, todo lo que fue de los dos son ecos de amor.- Volvió a besarla, salió dejándola sola y triste como siempre.
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Pasó alrededor de un mes, el concierto de Danna había sido un éxito total y para festejar salieron a un bar. Todo marchaba bien hasta que sonó aquella canción, aquella canción que él le había dedicado hace algunos meses, la castaña se levantó de la mesa y salió para afuera.
-¡Estoy perdiendo la razón!-Cerró los ojos.
-¿Danna?-La castaña se limpió sus lágrimas y volteo a verla.
-¿Qué pasa?
-¿Qué tienes?-Danna negó.-Es por Jorge, ¿cierto?
-Mierda Mariana.-Cerró sus ojos.-Si.-Asintió.-Esa maldita canción, podía sentir como me hablaba, como me la cantaba.
-Danna.-La abrazó.
Luego de una charla, volvieron a dentro, luego de unos minutos Danna se levantó y se despidió de todos, salió a caminar por las calles de Madrid. La brisa golpeaba su rostro haciéndola sonreír. Una sonrisa verdadera, no fingida como lo hacía a menudo. Entonces fue cuando los vio, juntos y riendo. Se besaban mientras él la cargaba dándole vueltas en el aire, eran felices, él era feliz.
-Jorge...-Susurró. Su nombre estaba en cada palabra que ella pronunciaba.-Tan cerca y tan lejos.-Negó.-¿Por qué me aferró tanto a algo imposible? Salió de aquel lugar y se sentó en uno de los bancos de la plaza. Se imaginaban con Jorge, riendo y enamorados. Danna se aferraba solo a un reflejo que al instante se perdía tal y como lo había perdido a él.
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Paso alrededor de cinco meses, Danna tenía una nueva relación. Joe era un excelente novia, la hacia sonreír y se sentía querida. Ella decidió ponerle fin a ese sentimiento que sentía por el pelinegro, así que decidió buscarlo.
-Hola Jorge.-Él le sonrió y la abrazó.
-Hola Danna.
-¿Podemos hablar?-El pelinegro asintió y la dejó pasar.-Se que lo de nosotros ya no existe y lo entiendo.-Asintió.-Pero quiero decirte muchas cosas.
-Te escucho.
-A pesar de estar con Joe yo siempre te voy a amar. Eres y serás mi amor eterno, que traspasa cualquier límite y que perdurará para siempre.-El pelinegro sonrió y asintió.
-Danna.-Él la tomó de la cintura pegando su frente con la de ella.-El amor que tú y yo tuvimos fue tan profundo que será eterno. Nuestro amor siempre seguirá haciendo eco en el corazón.
-Lo sé, pero debemos ponerle punto final.-Jorge asintió.-Siempre te voy a amar.
-También yo.-Admitió el pelinegro.-¿Puedo besarte por última vez?
-Por favor.-Asintió la castaña con lágrimas en sus ojos.- Sus labios comenzaban a moverse a la par. Eran tan perfectos y a la medida, ¿cómo ellos podrían olvidarse? Ese beso le demostraba que nunca podrían ser felices el uno sin el otro.-Adiós Jorge.-Susurró sobre sus labios.
-Adiós chiquita.-Beso suavemente sus labios.
-Te amo.-Admitió la chica.
-No más que yo, perdóname.
-Yo ya te perdoné.-Se despidió con la mano saliendo del departamento del chico.
En sus corazones siempre habrán ecos de amor. Sus corazones se aclamarán hasta el último día de sus vidas.
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happy valentine’s day amiguitos, les dejo este capítulo y me voy a llorar por jolex, adiós!