Déjate llevar

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  Le metí la mano debajo del camisón a Selena mientras ella intentaba que le soltara el cuello. Sentí las puntadas que le habían dado en los impactos de bala, y los toqué con las yemas de los dedos.

—¡Las personas creen que estoy loca! —Le dije sonriéndole de manera sanguinaria mientras inclinaba la cabeza, en su mirada, el miedo se podía sentir a flor de piel—. ¡Y tienen razón!

   Intenté meter mis dedos dentro de ella presionando sus puntadas, ella parecía querer gritar, pero no tenía aire ni fuerza para hacerlo. Presioné con fuerza, hasta que pude ver como el camisón se manchaba de sangre y podía tocar la piel interior del abdomen de Selena.

—¡Por favor... no me mates! —Se estaba quedando sin aire.

—¿Quieres vivir, Selena? —Le pregunté. —Terminé de introducirle mis dedos con largas uñas dentro del abdomen y terminé soltándola lentamente. Le retiré los dedos de dentro de su ser mientras ella se quedaba inmóvil intentando a duras penas reponerse pero tan débil que solo podía hacerse presión sobre su herida—. Porque después de saber las cosas tan atroces que has hecho, no creo que lo merezcas... Quizás debería hacer que Jake Sivianny escoja si vives o te mueres.

  Ella me miró sintiéndose descubierta.

—Oh... Bueno, sabías tanto de mi que decidí pedirle a Melinda que averiguara sobre ti, y vaya que me he sorprendido con las cosas que has hecho en tu pasado, ahora entiendo porque llegaste a pedir trabajo al Club Devon y porque no puedes regresar a Canadá...

   La tomé del cabello y le tomé los labios con la mano ensangrentada, procurando que me escuchara con atención.

—¡Dime donde está Dominick! —Le exigí y ella guardó silencio—. ¡Dímelo! —Le exigí jalándole los cabellos con fuerza de modo que pude arrancarle algunos.

—¡No lo sé! —respondió— Él me contactó un par de veces, pero no tengo su ubicación.

—¡Escúchame, maldita! A partir de este momento te quiero fuera de la mansión, te vas a ir sin nada, y no vas a volver... ¡Quiero que nunca más vuelvas a contactar a Christian, o te juro que no voy a ser tan compasiva la siguiente vez! Porque puede que él no tenga tan mal corazón como para echarte a la calle como la perra mugrosa que eres... pero yo no soy Christian...

—¡Alana, no tengo a donde ir! ¿Pretendes que duerma en la calle en este estado? —Parecía implorar.

—¡Pretendo que te mueras! Pero no pienso matarte, no te mereces siquiera eso... Mereces morir en la calle, como una rata enferma, mereces morir húmeda por la lluvia y a causa del hambre. ¡Y así es como lo harás! Nadie va a ayudarte Selena... Y si vuelves... Te aseguro que... —Saqué de debajo de mi almohada un secreto oscuro que estuve guardando para enfrentarme a Dominick... La Jerichó 9mm que utilizamos Mel y yo para la función del secuestro de clientes. Se la puse a Selena en medio de sus poblabas cejas—. La siguiente bala que te atraviese el cuerpo, será en el entrecejo... ¡Y la dispararé yo misma!

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora