En alguna ocasión cuando Jerome aún vivía y aún transitaban por insólitas tierras, dieron con un mago moribundo prácticamente al borde de la muerte, pero Horacio con tan solo un toque logró darle algo de vitalidad y aunque el hombre no vivió por mucho tiempo más fue una gran revelación, era un don que solamente contados magos habían logrado.
Por obvios motivos la noticia se habló por todo el mundo, las personas pasaban de boca en boca la increíble historia de un gran mago, el mago más poderoso de todos los tiempos, decían algunos, la gente narra fantásticas historias donde el joven mago era el protagonista de acontecimientos irreales, sucesos que no habían ocurrido, pero aun así se hablaba de ello.
Como era de esperarse los reyes se enteraron de la noticia, algunos temían por el gran poder que tenía ese chico, unos otros se mantenían escépticos, creyendo que se trataban de falacias, pues gracias a las leyes habían logrado exterminar a la gran mayoría, mientras que algunos otros deseaban conocer al hombre, curiosos de asegurarse si era realidad todo lo que se hablaba de ese mago.
El gran problema era que nadie conocía la identidad de ese mago, lo único que sabían de él era que tenía muy poca edad, que tenía un gran control de sus poderes y que contaba con unos particulares ojos.
**
Horacio extrañaba con demasía su vida anterior, extrañaba a los besos de su madre, y los juegos con su padre, extrañaba también las enseñanzas de Jerome y como lo había enseñado a defenderse y a dominar sus poderes.
Si no hubiera sido por Jerome, jamás hubiera logrado controlar sus poderes, convirtiéndose en uno de los magos más poderosos de la fecha, un golpe interrumpió los pensamientos del joven que recordaba con nostalgia a sus seres queridos.
Un par de golpes se escucharon en la puerta, haciendo que Horacio dejara el libro que mantenía en sus manos a un lado de una pequeña mesa que utilizaba como escritorio, encontrando del otro lado a una chica de cabello morado que sonreía ampliamente.
- ¿Hola? – saludó Horacio con un poco de duda, ante la intensa mirada de la joven, que lo veía descaradamente de arriba abajo, sin quitar la sonrisa de su rostro.
- Disculpa – contesta la chica mirando los ojos bicolores que la miraban confusa – soy Paola, tú debes ser Horacio ¿cierto? – preguntó la chica pasando a Horacio por la derecha y entrando a la casa sin permiso.
- ¿Quién eres? – preguntó el mago, siguiéndola de cerca, un tanto incómodo por la repentina interrupción de la mujer, pero sobre todo porque ella parecía conocerlo, mientras que él no la recordaba de nada.
- Soy una de las tantas discípulas de Jerome – confesó Paola inspeccionando cada rincón de la pequeña y humilde casa de madera, que tan solo contaba con una mesa que era utilizada como comedor y como escritorio, dos sillas de madera, un mueble que servía como alacena, una cómoda mediana y una cama individual en una de las esquinas.
- ¿Ya nos conocíamos? – preguntó Horacio extrañado, no recordaba para nada que Jerome le hubiera hablado acerca de ella, ni mucho menos la recordaba de sus épocas de nómada.
- Yo a ti si – comentó la mujer mirándolo con curiosidad, Paola al igual que Jerome tenía el don de sentir las energías acumuladas, por lo que sabía sin necesidad de presentaciones quien tenía poderes, y Horacio emanaba una enorme energía – eres alguien muy famoso querido – contó Paola acercándose cada vez más a Horacio, que simplemente retrocedía hasta chocar con una de las paredes.
- ¿Cómo? – preguntó sin entender, demasiado nervioso, la chica estaba demasiado cerca de él, tan cerca que sentía su respiración en su rostro, mientras que él trataba de alejarse lo más posible, ella trataba de acercarse lo más que podía.
- Después de tanto tiempo al fin te encontré – confesó la peli morado acariciando la mejilla con su mano – tu energía es tan sorprendente – aseguró chocando sus labios con los contrarios de forma suave.
Horacio sintió como la mujer comenzaba a succionar algo en su interior, sus fuerzas comenzaron a debilitarse y podía sentir como su vida estaba escapándose de sus manos.
Paola era una bruja única, tenía el don de absorber otros poderes con tan solo un beso, la chica había aprendido a aspirar los poderes de otros magos y brujas, matándolos en el transcurso, adueñándose de dones que no le pertenecían.
Desde que lo descubrió había aprovechado el don de sentir la energía de otros que Jerome le ayudó a entender, buscando y robando los poderes que le interesaban, por lo que se la pasaba de pueblo en pueblo siguiendo grandes energías.
Hasta que escuchó la historia de un poderoso mago, de ojos bicolores capaz de destruir al mundo con tan solo chascar sus dedos, curiosa por las grandes historias comenzó a buscar por doquier las energías más grandes, que después de años logró encontrarlo.
Mientras Horacio se debilitaba, Paola se sentía con más fuerza, poco a poco sentía como su cuerpo iba aceptando los poderes del chico, y aunque ya lo había hecho con varios magos y brujas, nunca se había sentido tan bien como con Horacio.
El mago temeroso de lo que le estaba ocurriendo cerró sus ojos concentrando todas sus fuerzas y energía en las palmas de sus manos, colocándolas sobre las mejillas de la chica.
Una luz deslumbrante comenzó a emanar saliendo del rostro de la chica y pasando a través de las manos de Horacio, no sabía cómo lo estaba logrando, pero sus fuerzas se estaban recuperando, comenzaba a sentir como sus poderes regresaban de nuevo a él.
Paola abrió los ojos sorprendida al entender lo que ocurría, Horacio estaba realizando exactamente lo mismo que ella, le estaba robando sus poderes, pero al ser él mucho más poderoso que ella, no podía evitar lo que estaba ocurriendo, la chica separó sus labios de Horacio intentando alejarse del chico, pero su fuerza no era suficiente para lograrlo.
El pelirrojo retiró sus manos abruptamente al darse cuenta de que la estaba matando, él realmente no quería hacerle daño, Jerome le había enseñado a sanar y a ayudar, no a quitarle la vida a alguien, tan solo quería que ella se detuviera.
Paola cayó al piso debilitada, para después mirar a los ojos de Horacio que la miraba con pena "lo siento" murmuró Horacio para enseguida querer acercarse a ayudarla.
La bruja creyó que acabaría con su vida, por lo que habló en un idioma que Horacio no conocía y desapareció del lugar, dejando tan solo el pesado ambiente de lo que había ocurrido momentos antes.
Completamente exhausto Horacio cayó desmayado, había utilizado gran parte de sus fuerzas al utilizar el poder que hasta ese momento desconocía que tenía, por lo que yacía inconsciente sobre la fría madera.
ESTÁS LEYENDO
El Gran Mago
FanfictionHoracio es un poderoso mago que sufre una terrible consecuencia cada vez que usa sus poderes, Jack Conway, el líder de un reino, es un hombre ambicioso que desea tener el poder de todas las tierras, para ello necesita a su lado a H, ya sea por las b...