𝟢𝟤🌊𝒜𝒸𝑒𝓇𝒸𝒶𝓂𝒾𝑒𝓃𝓉𝑜𝓈.

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Ya era tarde, y no podía sacar de mi mente a la criatura que contemplé hace tan sólo unas horas. No podía olvidar a aquella criatura que parecía humana, pero a la vez parecía ser un monstruo, pues estaba segura que un animal marino, no era. Además, era muy escalofriante imaginar que tan cerca de la arena, había algo tan horrible como lo que miré.

Tenía miedo de ella, y lo que más me daba coraje era que nadie me había creído. Ni mi propio novio lo había hecho, y no era por justificarle, pero, sabía que no era algo fácil de creer y procesar, sin embargo, yo no era ninguna mentirosa. Nunca había mentido, y por lo mismo creía que merecía al menos que fingieran creerme.

Pero tenía que dejar eso en el olvido y enfocarme en lo importante: esta noche.

Porque, ahora mismo, estaba arreglándome para la salida de esta noche. Según para mis padres, estaría en casa de mis amigas arreglándome para salir con ellas y pasar una linda velada, pero, en realidad, estaba en la casa de mi novio. En sí, él no vivía solo, él vivía con sus hermanos y padres, sin embargo, su casa siempre estaba vacía, sólo su hermano menor que él por tres años, estaba aquí siempre, aunque él, cuando yo venía, siempre trataba de darnos privacidad y permanecía en su habitación para que nosotros tuviéramos de cierta forma "casa sola", y era algo que agradecía.

Mis padres si me dejaban venir a la casa de mi novio, sólo si la madre de Gabriel iba por mí a la casa y me regresaba, para asegurarse que estaría un adulto al mando, pero aquello no servía de mucho, ya que la señora siempre nos dejaba solos.

Y eso me gustaba. Por ello, casi esta era mi otra casa, y había cosas mías aquí en su cuarto, haciendo más fácil el arreglarme.

—¿Ya casi estás lista? —preguntó Gabriel, sentándose en la cama, dejando de estar acostado, para poder verme a los ojos a través del espejo en donde mi vista estaba enfocada. Y yo sonreí, percatándome de su mirada.

—En realidad, ya estoy lista —contesté contemplándome en el espejo—. Sabes que yo prefiero arreglarme con solo ponerme ropa bonita, ponerme labial y en ocasiones, ponerme lápiz negro en los ojos. No me gusta maquillarme.

—Ya sé que no te gusta, pero, mi pregunta es: ¿por qué tardas tanto? —cuestionó mirándome con una sonrisa—. Es que... ya tardaste mucho viéndote en el espejo.

—Sólo me miro —dije de manera neutral, dejando atrás los pensamientos sobre lo sucedido en la tarde—. Sabes que me encanta verme en el espejo —mencioné haciéndole ojitos y Gabriel sólo se rio, volviéndose a acostar, dejando de mirarme.

—Siempre tan vanidosa.

Ante ello, ambos reímos divertidos y permanecimos en silencio por unos instantes, por mi parte, porque quería seguir viéndome en silencio, en cambio, Gabriel se mostraba pensativo mientras observaba el techo de la habitación. No entendía la razón por la cual se mostraba así, hasta que este habló.

—Perdón —dijo y volteé a verlo para tenerlo frente a mí, sin entender lo que decía, mientras este, dejo de ver el techo para verme a mí—. Perdón por lo que paso en el mar...., es mi culpa.

Se notaba el arrepentimiento en sus ojos y se miraba triste. Y entendía la razón por la cual lo estaba, yo había caído al mar y no sabía nadar, podía haber muerto por su culpa, pero estaba viva y eso era lo importante. No era necesario quedarse en cosas del pasado, y aunque fuera un tema reciente, era mejor ignorarlo. Además, eso no me importaba, lo que tenía más en mente, era la criatura que miré. Ese si era un problema en mi vida.

—El accidente era inevitable —declaró y yo me fui acercándome a él para sentarme a su costado derecho, sin apartar mi vista de sus ojos—. Soy un tonto. Aunque lo que sí es extraño es lo que dijiste...

𝐸𝓃 𝑒𝓁 𝒶𝒷𝒾𝓈𝓂𝑜 𝒹𝑒𝓁 𝑜𝒸é𝒶𝓃𝑜.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora