La Deuda Del Destino

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Febrero 10, 1920

Ya habian pasado cuatro años desde aquella cruel noche de invierno en donde, mientras caminaba, trozos de su corazon cain con cada paso que daba. Y ahora se encontraba de pie inmersa en todos los recuerdos que aquella ciudad le traía.

Sus ojos verdes cargados de lágrimas contenidas se posaron en una pareja de enamorados que caminaban al otro lado de la avenida. Ambos sonreian y compartían miradas cómplices.

—Terrence —musitó dejando salir las lagrimas que había retenido de manera sorprendete desde que leyó su nombre en un afiche.

Durante todos los años de ausencia, se permitia leer de vez en cuando cada una de las cartas que recibió desde su fallido reencuentro la noche que él se presentó junto a la compañía Stratford en una función benéfica en el teatro de Chicago, las cuales dejaron de llegar después de aquel doloroso adiós.

—¿Por que no me buscaste luego de..? —guardó silencio —Todo habría sido tan sencillo si lo hubieras hecho hace seis meses —se abrazó y lloró como nunca antes lo habia hecho en años.—Pero ahora .....Candy dejó de lado su monólogo, limpió sus ojos y respiró profundamente para recuperar un poco el auto control que habia perdido, cuando escuchó que la llamaban.

—Candy, ¿todo bien? —¿La señorita Pony, la hermana Maria y los chicos se encuentran bien? —le preguntó el recien llegado al ver sus ojos enrojecidos.

—Si, todos estan muy bien —mintió deliberadamente para no causarle preocupación y se esforzó por esbozar una sonrisa.

—Me alegra escuchar eso —le devolvió la sonrisa —Vine a buscarte porque es hora de partir.

—¿Ya, tan pronto?.

—Lo sé, lo sé, prometí que hoy iríamos de paseo, pero el chofer ha llegado antes de tiempo

—Esta bien —sonrió —de todas formas, en estos días te has encargado de hacerme sentir como si estuviera en casa, por momentos, hasta he olvidado que cientos de millas me separan de mi hogar y eso te lo debo a ti. Pero ya es hora que siga el camino que elegí.

—Candy no tienes ideas lo ilusionados que estan por tu llegada, desde que les hablé sobre ti y vieron tu fotografía no hacian mas contar los dias que hacian falta para finalmente conocerte en persona.

—¿En serio? —Candy sonrió tristemente mientras subia al auto que la llevaria a su destino final. La vida era cruel. Mientras unos se alegraban por su llegada, ella sufría al saber que en algun lugar de esa gran ciudad, se encontraba la razón por la cual su corazon se desbocaba con tan solo escuchar su nombre.

Cuatro años se decian tan faciles, pero habian resultado una eternidad para ella. Con el corazón desangrándose lentamente, le echó un vistazo al lugar, quería grabarlo en su memoria, en aquella imponente ciudad le había dicho adiós a la felicidad y ahora, estaba renunciando una vez más a toda posibildad de ser feliz y esta vez era de manera definitiva.

Febrero 14, 1920

—¿Terrence estás listo?

—En un momento.

—Date prisa o llegaremos tarde.

—Eres una exagerada Kliess, ni que fueramos al otro lado de la ciudad —rodó los ojos —el lugar al que vamos está a treinta minutos de aquí y el evento se llevará a cabo en dos hora.

—¿No eres tú el caballero Inglés que impone la puntualidad? —musitó Karen a manera de pregunta en tono sarcástico —así que date prisa, nunca se sabe lo que se pueda encontrar en la vuelta de la esquina.

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⏰ Última actualización: Feb 15, 2021 ⏰

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