Desaparecida

Capítulo 22. "La puta oficial de Rixo Schell"

     Alemania, 17 de marzo del 2015.

     Marco.

     Tomo la bolsa de McDonald's y decido entrar a mi apartamento. Leo el mensaje de texto que me dejó Rico, sonriendo ante mi victoria. Abro la puerta sigilosamente y me escondo en el armario de la cocina, siguiendo las instrucciones del mensaje.

- Nunca quieres involucrarme en la mafia y justo cuando estoy con Bella lo haces – su tono de voz está cargado de disgusto – ¿Cómo es eso que nuestro padre quiere cinco documentos falsos para hoy?

- Oye – Rico parece divertido –, no me culpes, tú eres el que quería participar.

- ¡Pues claro! – escucho su voz más fuerte. Acaba de entrar a la cocina – Pero no es justo que sea en el momento que el gruñón de Marco me deja a cargo de Bella.

- ¿Por qué te enganchas con ella? A Marco le gusta mucho.

- No es enganchar – gruñe frustrado –, es solo que – extiende la e por un segundo, pero luego hace silencio –, no lo sé.

- En las amistades hay códigos, Ian. No está bien que le quites la chica a tu amigo.

- ¿Acaso Bella es su chica?

- No, pero...

- Ahí está, no puede decidir sobre ella ¿Y si Bella no lo quiere?

     Ah, maldito infeliz. Sólo estás tocándome los cojones.

- Lo único que veo aquí es que te gusta molestar a Marco y tu atracción por la chica es mínima – escucho pisadas –. Vamos, se nos hace tarde. La pelirroja puede cuidar de la rubia.

- ¿No que no confías en ella?

- Nadie lo hace, andando – salen de la cocina, pero me quedo dentro del armario hasta que escucho la puerta de mi apartamento cerrarse.

     Le pedí el favor a Rico de que se encargara de distraer a Ian para que pudiera pasar la tarde con Bella, no quiero que esté presente cuando deba decirle la verdad a la chica rubia. Creo que nadie estará de acuerdo conmigo, pero si quiero destruir toda esta red de tráfico de personas, debo devolver a Bella al club.

     El golpe de mafia está planeado para a mediados de octubre, pero no puedo soportarlo más. Atacaré a mi padre mucho antes de lo planeado, no pienso dejar que Bella u otra mujer continúe viviendo en este infierno. Las cosas improvisadas son las que mejores salen. Debo encargarme de pensar la situación con la cabeza fría, hablamos de adelantar el golpe de mafia, no tengo tiempo de destruir a mi padre desde adentro, la astucia será mi mejor aliado en esta guerra.

     Salgo del armario con la bolsa de comida en mi mano. Camino hacia mi habitación y toco la puerta antes de entrar, pero no espero la indicación de "entrada".

- Hola, chicas – saludo con una sonrisa.

- Me interesa lo que está en tu mano, no tu saludo – Violetta está recostada en mi cama y Bella sentada con las piernas en su pecho.

- Les traje comida – tomo la silla plegable y me siento para repartir los pedidos –. No tengo idea de qué le gusta a cada una, así que les traje dos opciones, carne o pollo.

- Yo quiero las dos, dame – Violetta toma sus hamburguesas, comenzando a comer.

     Miro a Bella en silencio, esperando una indicación, pero no dice nada. Me acerco cortando la distancia entre nosotros y le muestro las dos hamburguesas.