Capitulo 1: 8 de Diciembre

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No podía creer lo retrasada que estaba, debí haber pasado recogiendo a María hace media hora, pero los sermones de mi madre me impedían siquiera decir una palabra.

-Te dije que tenías que estar lista a tiempo, ahora también yo llegare tarde- dijo mientras se paseaba por la cocina con el maquillaje a medias y sin zapatos.

-No es mi culpa! Salí tarde del instituto y todavía tenía que venir a ayudarte con la casa. Además no me culpes de tardanza! Porque ambas sabemos quien es la que está más lista de las dos

-Mira Elizabeth cállate si no quieres que no te deje ir, mejor ayúdame a buscar mis zapatos
Volqué los ojos, siempre era lo mismo.
-Están detrás de tu puerta mamá, donde siempre- me encamine a su habitación y frente a sus ojos le alcancé los zapatos, que, como dije siempre estuvieron detrás de la puerta
-Gracias ahora ve y termina de alistarte.
Sin decir palabra me encamine a mi habitación, al llegar cerré la puerta y me dispuse a terminar de alistarme lo más rápido posible. Me enfunde los zapatos y apenas terminaba de arreglar mi cabello cuando mi madre gritaba desde la sala para apurarme.

-Eli! María nos espera- grito mientras escuche como abría la puerta y encendía el auto.
Dándome una última hojeada en el espejo, salí corriendo y cerré la puerta detrás de mi. Me subí al auto a toda velocidad y con la misma arrancamos. María era mi prima, vivía a unas cuantas calles y no tardamos en llegar. La pobre estaba sentada en las gradas de la entrada con una clara expresión de aburrimiento, al ver el auto, echó a correr y sin decir palabra subió. Mi madre que apenas había disminuido la velocidad para dejar que María subiera, puso el pie en el acelerador, mientras mi prima acalorada por la carrera hablaba.

-Si que se tardaron! Crei que ya no vendrían por mi- hizo un puchero adorable a lo que mi única respuesta fue sonreírle y dejarle marcado un beso en la frente

-Habríamos venido antes sí Eli hubiera estado lista- el sarcasmo en su voz era evidente
-No empecemos de nuevo mamá, tienes tanto la culpa como yo
No respondió, pero juraría que la vi volcar los ojos.
-Bueno al menos podremos llegar a tiempo para bailar- María sonreía, se veía ansiosa por llegar.
-Por supuesto que sí, pero si cualquier tonto se te acerca, te sentare en una mesa te guste o no.
María rió -Siempre tan sobre protectora

Lo único que hice fue hacerle una sonrisa de suficiencia, pero esta me abrazo y yo no dudé en devolvérselo.
Mi madre iba directo a un baby shower y nosotras iríamos a una de las fiestas más esperadas del año: la fiesta de cumpleaños de Alejandra. Era de las chicas más populares del colegio y me había invitado por ser de las pocas que le hablaba por lo que en verdad representaba como persona y no por su estatus.
Llegamos al hotel en el que sería la fiesta, mi madre literalmente nos aventó del auto, lo último que vi fue mientras se despedía a toda velocidad mientras salía del estacionamiento.

Con María entramos al elevador más cercano, que gracias al Cielo estaba vacío, entramos y nos dispusimos echar un vistazo a nuestro atuendo.
María, era hermosa a pesar de ser 2 años menor, en lo único que se notaba su edad, era su estatura, pero con los tacones negros de 10 centímetros que llevaba le daba una apariencia más estilizada. Usaba un vestido roja entallado hasta un poco arriba de la rodilla, el cabello lo llevaba liso y el único rastro de maquillaje eran sus labios con un poco de brillo rosa que los hacía lucir más carnosos. Había que admitir que era una preciosidad. En cambio conmigo, tuvo que haber un poco más de ingenio para quedar presentable. Llevaba un vestido blanco y negro hasta la mitad de la pierna, con un listón rojo a la cintura que se ajustaba atrás, este hacía juego con los zapatos rojos de medio tacón. El cabello lo llevaba ondulado y mi maquillaje se basó en máscara de pestañas, lentes de contacto y labial discreto, era lo más que podía hacer con mi aspecto. Al terminar la revisión llegamos al piso de la fiesta que era el 10. Cuando abrieron las puertas, una gran luminosidad inundo el pequeño elevador. Habían luces por todos lados y el techo estaba ataviado de globos rosas. Unos cuantos pasos más adelante se vislumbraban unas puertas dobles que daban entrada a la recepción de la fiesta donde al acercarse a mirar estaba también lleno de luces y globos. Ambas al salir del trance nos encaminamos a la puerta. Cuando cruzamos, la música y la voz de las personas al hablare era evidente, logramos localizar una mesa vacía, muy adelante, frente a la pista de baile. Nos encaminamos hacia ahí justo en el momento en que el presentador anunciaba la entrada de la cumpleañera.

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⏰ Última actualización: Feb 11, 2015 ⏰

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