Existen algunas cosas que siguen a una persona por el resto de su vida. La familia es una, la culpa es otra. Pero lo que una persona disfruta haciendo, es recordar, ya que los recuerdos también te siguen toda tu vida.
Recuerdo cuando comí mucho helado y me dio indigestión. Recuerdo cuando mamá me dijo que iba a ser hermana mayor y fue uno de mis mejores días. Recuerdo también cuando mis amigas me hicieron una fiesta sorpresa para mi cumpleaños número 14 y cuando mi abuela murió y yo lloré por dos días seguidos, entre tantos otros de los que ahora prefiero no acordarme.
Pero mi mejor recuerdo, es cuando llegué al barrio y conocí a quien sería mi mejor amigo hasta ahora. Ese con quien tengo las mejores experiencias de cosas que nunca creí que haría... Y de un juramento que permanecerá por siempre para recordarlo en el momento en que necesite hacerlo.
No sé si a esto se le llame juramento, pero eso es lo que acordamos. Tal vez sea un poco infantil, pero cada vez que lo veía sentía la necesidad de hacer ese raro juego de manos que sólo nosotros dos conocemos, porque pensar que él sentía lo mismo que yo me hacía creer que significo tanto para él como él significa tanto para mí.
Recuerdo el día en que hicimos el juramento: ambos estábamos reclamando porque queríamos seguir jugando a lo que fuera que estábamos jugando en ese momento y no queríamos entrarnos. Al final convencimos a nuestras respectivas madres con 10 minutos cada uno, pero cuando quisimos seguir jugando la idea ya se había perdido.
Jack me miró pensativo y me dijo:- Intentemos algo.
-Está bien, ¿Qué quieres intentar?
Él me miró, seguramente repasando lo que quería intentar y luego tomó mi mano derecha para abrirla y comenzar a inventar: primero fue un choque, el cual pasó a ser un puño cerrado. Él golpeó su puño con el mío hacia abajo y luego hacia arriba, haciendo que yo hiciera lo mismo, pero en el orden contrario. Chocamos los puños al centro, luego unas palmadas a la derecha y después a la izquierda. Nos tomamos de la mano derecha, haciendo algo parecido al saludo de los ejecutivos y la agitamos hacia arriba y abajo. Sin soltarnos girábamos, cerrábamos los puños y repetimos lo primero.
-Y para terminar debemos decir «Sam y Jack mejores amigos por siempre» y chasquear los dedos. ¿Te agrada?
Salté algo entusiasmada e insistente:- ¡Sí, hay que aprenderlo!
Chocamos las palmas y comenzamos todo otra vez, pero en vez de que él controlara mis movimientos era momento de que yo también lo aprendiera.
Recuerdo que después de practicar unas cuantas veces el saludo su madre lo llamó por última vez para que se fuera a su casa. También recuerdo que me quedé parada frente a la casa de Jack practicando el saludo con un amigo imaginario que me era útil en esos momentos. Al terminar de repasarlo por última vez miré la puerta de su casa, la cual ya se había cerrado y no abriría hasta el día siguiente.
Esa noche me costó dormirme tratando de recordar lo que debía hacer, ya que nunca había tenido un mejor amigo, no al punto de tener un saludo especial para conmemorar una «amistad eterna». A pesar de eso, no se me ocurría alguna idea de dónde había sacado esa maniobra especial. Tal vez la vio en televisión o vio a otros dos niños haciendo ese saludo, pero eso no tiene mayor importancia. Lo que más llamó mi atención fueron la paciencia y la emoción quité mostraba al enseñarme el súper saludo, porque es divertido hacer este tipo de cosas.
Al día siguiente, cuando nos volvimos a juntar para jugar, él entre sus manos traía una cajita pequeña y de cartón con un dibujo de un corazón en el centro y un sticker de la misma forma anterior sellando el artefacto. Luego de hacer nuestro saludo me dijo que los movimientos anteriores serían nuestro juramento de amistad, y que intentaríamos hacerlo cada vez que nos juntemos o nos separemos, así como si fuera un saludo y/o una despedida.
- No sé si todos los juramentos tendrán uno, pero el nuestro sí lo tendrá.
Me entregó la cajita y continuó hablando:-Nuestro juramento tendrá un símbolo, y ese símbolo será lo que está aquí dentro.
Miré el artefacto de cartón y yo sin saber que hacer lo miré. Creo que estaba un poco insegura de ver lo que había dentro, pero enseguida decidí abrirla. Cuando lo hice su cara cambió y los ojos le brillaron. Yo asombrada y muy feliz, saco el pequeño amuleto y lo observo con cuidado. Era un collar con forma de corazón... bueno, no era uno completo, sino solo la mitad. Lo miré sin saber que decir y él, muy entusiasmado, saca uno igual de su bolsillo. Me di cuenta que el suyo tenía unas letras que decían «mejores» y en la parte de abajo decía «siem». Yo confusa no entendí la parte de «siem», luego miro mi collar, en el que decía «amigos por» y abajo «pre». En ese momento entendí; juntamos los collares y el mensaje decía «Mejores amigos por siempre».
Muy emocionada salto sobre él y empiezo a exclamar «¡gracias!» una y otra vez. Él, carcajeando me abraza y me dice «te lo mereces». Desde ese día que no logro separarme de él.
Otras de las razones por las cuales no logro separarme de Jack, es porque siempre me apoyó en todo, desde el día en que nos conocimos, que fue como a los 6 o 7 años, no recuerdo muy bien. Pero en el momento en que él me dio la bienvenida al barrio supe que seriamos los mejores amigos. Y así fue.
Nunca nos separábamos, nos apoyábamos mutuamente y nuestra relación mejoró desde los 8 años, que fue cuando me regaló nuestro "amuleto de la amistad". Nunca pensé que un juego de manos pudiera hacer grandes cambios en la vida de una persona, pero en realidad ese pequeño momento, ese pequeño fragmento de la vida me hizo muy feliz. Aunque digan que es un estúpido juramento infantil, para mi significa mucho y yo sé que para él también.
Holaaaaa disculpen por la demora :c es que aun no estábamos seguras de subir el capitulo pero esperamos que les guste
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Punto & Coma
Teen FictionLa vida no es fácil... Más de una vez tuvieron que pensar en eso, ya saben, por problemas familiares, trabajo, enfermedades y ese tipo de cosas. Muchas veces pensé en esto, especialmente a los 16. Pero con suerte tuve a alguien a mi lado... Si...