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Podía sentirse el aroma ficticio a confianza cerca del grupo, estaban sentados en una banca de la plaza, talvez, demasiado pequeña para cinco, pero los amigos no se iban a dejar vencer por el designado espacio en un asiento. Después de ridículas y chistosas peleas y frases motivacionales sobre porque deberían sentarse todos juntos, el panorama terminó con Gastón avergonzado en el regazo de Zac, Franco en una pelea por los celos de Nicolás, que se ponía celoso de que Alma estuviera en su regazo aunque ellos "no fueran nada". Terminó por ella en el regazo de Nico, y el pobre Franco en el suelo.

-Yo pensaba, que sería una buena idea festejar que no somos unos ineptos y pasamos al último año. -Habló Alma usando sus típicos buenos modos de principios de conversación.

-Yo pienso que podríamos hacer la joda de nuestra vida. -Respondió Zac.

-A Alma y a mí no nos gustan las fiestas. -Aclaró Gastón, por lo bajo.

-ENTONCES NO. -Se corrigió automáticamente, como sí hubiese ofendido a sus amigos.

-No es que no podamos ir a alguna, sólo no es tan agradable. -Corrigió Alma ante su actitud.

-Se pueden decidir, banda de estúpidos. -Siempre con su actitud, Nicolás los callaba a todos.

-Bueno, si no hay fiesta, viaje. -Dijo Franco segundos después del reciente comentario.

-Viaje. -Repitieron al unísono.

-¿A dónde?

Y así comenzó la planificación del viaje que iba a marcar sus vidas. Mucha planeación, pero aún ninguno tenía permiso. Ese detalle pasaba desapercibido por el momento.

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Se decidieron por un viaje a una playa cercana, una tía de Zac tenía una casa en la ciudad, cercana al bosque de la misma locación. Cómo tenían que presentar un plan estable y decente para que sus padres les permitieran viajar, Alma se encargó de armar una ida decente, sin la miles de bobadas que salían de la boca de sus amigos.

-En fin, tres semanas. A Miramar, son 5:16 horas de viaje en auto, por como somos, seguramente va acabar en 6. -dijo riendo por lo bajo.

-¡Y ahí hacemos una joda!

-¡NO! -Gritaron al unísono de nuevo.

-Bueeeeenooooo...

-¿Vos sos, o te haces?

-Soy. Digo... ¿Qué?

Las risas estallaron en el grupo de adolescentes y la gente los miraba, cerca unas ancianas chismeaban, sus risas, como gritaban, como estaban sentados. Pero, maldición. No les importaba. ¿Hay acaso momentos más felices que cuándo ríes con tus amigos o haces cosas vergonzosas junto a ellos? Bueno, al parecer no, porque Nicolás persiguiendo a Zac por tida la plaza por un comentario que había hecho bajito y Franco diciéndole a Alma que calme a "su rubia", mientras ríen sin parar, no parece lo contrario.

-Volviendo a lo que decíamos. -Decía Franco mientras Zac se sobaba el brazo y Nicolás se sentaba de nuevo. -Vamos en colectivo... ¿No?

-Ni loca voy en un colectivo con ustedes. Deben ser insoportables. -Aclaró Alma con ademanes.

-Pero nadie tiene una licencia.

-Nadie tiene una licencia, pero nadie dijo que no haya alguien que la pueda sacar. -Mencionó Gastón, mirando a Nicolás.

-Somos menores, idiota.

-Los menores pueden sacar licencia de conducir con permiso de sus padres.

-¿¡Porqué siempre yo!?

-Ya la habías empezado a tramitar. Daaaaleeeee... -Lo último fue al unísono.

Franco y Gastón miraron a Alma con una cara de "Convence al rubio cascarrabias por favor". Siempre se lograban las cosas si era ella la que lo convencía, lo que reforzaba la teoría de Zaca de que se gustaban. Siempre había sido un insoportable con esas cosas.

15 minutos seguidos de suplicas por parte de la chica con flequillo.

Al final, dijo que sí.

Y eran las 5 de la tarde y los chicos se encontraban caminando juntos hacia sus casas, entre empujones y bromas.

-Va a ser un problema convencer a mi vieja... ¿Alguien me ayuda? -Decía Alma.

-Cómo si alguien pudiese ayudarte con eso...

-Bueno, siempre que sepa que estás con nosotros te va a dejar.

-O, por la misma razón, dice que no.

-Vaaa... Te ayudo, te ayudamos. Aunque sabemos quién es el único que va a hacer algo. -Franco hablaba mientras señalaba a Nicolás. El odiaba a todo y a todos, pero digamos que era el que al final hacía todo.

-¡Uy! Son una cosa molesta grupo de boludos.

-Bueno, bueno, eh.

Un rato después solamente quedaban Franco y Nicolás en la calle, a pesar de que vivían en el mismo barrio. Zac, Gastón y Alma se habían ido a sus casas por diferentes razones. Realmente, muy, pero muy, pero muy en el fondo, Nicolás apreciaba a Franco y a todos sus amigos en general, sin embargo, nunca demostraba esos sentimientos de forma directa.

-¿No pensás decirle?

-¿Decirle qué a quién? Hablá claro estúpido.

-No se cuál de los dos es más estupido en relidad. Lo decís como si pasara desapercibido.

-Chao, me voy. Mi madre me está mandando mensajes a más no poder. -Dijo levantandose y evadiendo la pregunta.

Unos minutos después llegó Zac bailando y saltando.

-¿Qué onda la banda?

-Estoy solo. Boludo.

-La banda ficticia... Inexistente. -Decía mientras movía los brazos como gusanos y inflaba las mejillas.

-Bueno, bien entonces.

-¿Alma y Nicolás tienen una relación en secreto?

-Si, pero los únicos que no lo saben, son Alma y Nicolás.

Zac rió ante lo susodicho, mientras apoyaba su codo en el hombro del contrario.

-Entonces, hagamos que se enteren.

La cara de Franco mostró una sonrisa ladina y asintió levemente.

-Yo que vos, le pido permiso rapido a tu mamá. Este va a ser el puto mejor viaje de nuestras vidas.

Verano de 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora