II

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Elegí la iglesia por culpa de mi padre, recuerdo que él me dijo que si no me unía al ejército tendría que ser sacerdote, que era la única manera de tener una posición social y dinero, además eso me mantendría lejos de lo que él llamaba una enfermedad
del alma, que ironía que al final este oficio terminaría por llevarme ante ella.

Yo era joven y apenas empezaba a oficiar misa, ocasión la cual la gente utilizaba más para conseguir pareja que para acercarse a Dios. Cualquiera que te diga que la gente que está dentro del sacerdocio o la religión no se siente sola, te está mintiendo, pocos
conocen el delirio que es hablar con alguien que no responde o dedicarle tu vida a una misión que ni siquiera sabes si es la tuya, es el trabajo más solitario del mundo, y se necesita mucha voluntad para no volverse loco o caer en la tentación, voluntad que yo nunca tuve.

De mi familia nunca supe mucho, mi padre me encontró cerca de la catedral, me habían adoptado los padres que trabajan ahí y según registros que tenía la iglesia mi madre
murió al darme a luz y de mi padre biológico no se sabía nada, fui lo que los médicos llamaron un milagro, pude haber muerto, pero no lo hice.

En mi infancia tuve una fascinación por el ocultismo y la demonología, así como por la religión, claro que eso nunca alarmó a mi padre, no fue hasta que empecé a sentir
sentimientos más allá de amistad hacía los chicos del internado cuando él me obligó a unirme a la iglesia, fui obligado a reprimir mi propia naturaleza, ahora me pregunto
cuántos más fueron obligados a hacer lo mismo, el ser humano tiene una tendencia graciosa a prohibirse a sí mismo, forman una moral para negar sus propios deseos, encierran a la bestia en vez de aprender a domarla.

Entre El Cielo Y El Pecado (+18) [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora